Cada vez que el mundo se va dirigiendo, a pasos agigantados, hacìa atrás, la dizque humanidad entera, empieza a padecer enormes malestares. Sì, sobre todo en sus estados de ànimo.
El mayor malestar, en un mundo materialista, que toda la gente debe de enfrentar, es aquel relacionado con sus finanzas y ahorros: Ajustes en dispendios y gastos que surgen de manera repentina e inesperada. Son los tiempos de mayor penuria, para la especie mal llamada humana. Son momentos a los que nadie escapa, se trate de quien se trate: gente acaudalada o con ingresos paupérrimos.
Por supuesto que también están aquellos que saben prever o que cuentan con asesores que simulando faros, les advierten de los tiempos grises por venir y se protegen antes de que aparezca la tormenta. Son los menos. Las inmensas mayorìas, se ven expuestas e instaladas en la incertidumbre y la zozobra y sus capitales y escasos ahorros se ven disminuidos por factores muy ajenos a ellos pero que de todas maneras, los colocan y ubican en situaciones de gran e inmenso lamento...
El mundo entero, desde la aparición de la economía modernista del Neoliberalismo y la Globalización, se ha ido colapsando a tal grado que ya nadie salva con facilidad las pèrdidas significativas en sus capitales o en las ganancias que obtienen. La ola de la desigualdad, las desventajas y el casi nulo amasamiento de fortunas, cada dìa impide las enormes ganancias de antaño. El cáncer devastador de los descompuestos sistemas económicos obsoletos actuales, amenazan de un dìa para otro a todos los capitales del mundo imperialista, arrojando enormes cantidades de deudas y pesados compromisos a sus propietarios: Las guerras de los mercados financieros y las divisas...Guerras cibernéticas y virtuales que no requieren de armas o soldados, sino de simples operaciones matemáticas procesadas por la alta tecnología para obligar a todos a colocarse en situaciones de inmensos y graves riesgos monetarios, sin siquiera haber podido participar en ninguna operación financiera de manera directa.
Es ese tipo de comportamientos invisibles procedentes de la alta tecnología, los que provocan paralelamente la alteración de los estados de ànimo de millones y millones de personas a nivel mundial que tambièn se ven afectados irremediablemente a la baja, apareciendo entornos muy viciados y de inmensa calamidad propios de un manicomio sin salida.
Ante un mundo exterior de tantos riesgos y altibajos materiales impredecibles y sobre todo devaluatorios ¿Còmo se podrían esperar avances sustanciales y categóricos para una mejor convivencia terrícola?
Imposible, si la gente, quièn sea, continúan permaneciendo instalados en las gratificaciones sensuales e insisten en la necedad de los disfrutes corporales insaciables.
La vida, ubica, tarde o temprano, ya sea mediante una tragedia o una grave enfermedad a las personas para que se vean obligadas y dirigidas a reencuadrar sus anteriores y absurdos comportamientos, encaminándolos a la senda de la reflexión con nuevos y muy distintos derroteros: Olvidar y dejar atrás tanto comportamiento bizarro y tanto abuso desmedido que ofrezca enfoques vitales màs sanos, alejados de insulsos riesgos innecesarios y desmedidos. Dispendios sin control, fuera de todo lìmite o restricción...
Vivimos en un mundo de nubarrones; en un mundo de tinieblas medievales; de neblina opaca repleta de abusos y descomposición, donde los malos y las malas hacen y deshacen sin recato alguno; un mundo de guerras clandestinas que devastan a cualquiera, lo merman, agotan y aniquilan burlonamente; un mundo de amenazas y carencias ficticias y reales que semejan charcos de lodos asfàlticos que desaguan en las alcantarillas citadinas de nuestras selvas repletas de autos, donde no encuentran cauce, sino círculos de encharcamientos que vuelven todo hediondo, putrefacto, mal oliente, símbolos de decadencia romana que nadie acepta, en espera de una salida externa que conducirà, sin duda alguna, a màs y màs descomposición de una especie fallida que inventa e inventa para cíclicamente retornar y retornar a lo mismo como el repiquetear de las campanas ignoradas pero que hasta los sordos escuchan, sumìdos todos en la desesperación bulliciosa del badajo golpeador cotidiano que jamàs acalla ningún ensordecimiento estrepitoso por profundo y escandaloso que este sea...
Sordos y mudos, mancos y cojos, ciegos y tuertos: UNA ESPECIE EN FRANCA EXTINCION!!
El mayor malestar, en un mundo materialista, que toda la gente debe de enfrentar, es aquel relacionado con sus finanzas y ahorros: Ajustes en dispendios y gastos que surgen de manera repentina e inesperada. Son los tiempos de mayor penuria, para la especie mal llamada humana. Son momentos a los que nadie escapa, se trate de quien se trate: gente acaudalada o con ingresos paupérrimos.
Por supuesto que también están aquellos que saben prever o que cuentan con asesores que simulando faros, les advierten de los tiempos grises por venir y se protegen antes de que aparezca la tormenta. Son los menos. Las inmensas mayorìas, se ven expuestas e instaladas en la incertidumbre y la zozobra y sus capitales y escasos ahorros se ven disminuidos por factores muy ajenos a ellos pero que de todas maneras, los colocan y ubican en situaciones de gran e inmenso lamento...
El mundo entero, desde la aparición de la economía modernista del Neoliberalismo y la Globalización, se ha ido colapsando a tal grado que ya nadie salva con facilidad las pèrdidas significativas en sus capitales o en las ganancias que obtienen. La ola de la desigualdad, las desventajas y el casi nulo amasamiento de fortunas, cada dìa impide las enormes ganancias de antaño. El cáncer devastador de los descompuestos sistemas económicos obsoletos actuales, amenazan de un dìa para otro a todos los capitales del mundo imperialista, arrojando enormes cantidades de deudas y pesados compromisos a sus propietarios: Las guerras de los mercados financieros y las divisas...Guerras cibernéticas y virtuales que no requieren de armas o soldados, sino de simples operaciones matemáticas procesadas por la alta tecnología para obligar a todos a colocarse en situaciones de inmensos y graves riesgos monetarios, sin siquiera haber podido participar en ninguna operación financiera de manera directa.
Es ese tipo de comportamientos invisibles procedentes de la alta tecnología, los que provocan paralelamente la alteración de los estados de ànimo de millones y millones de personas a nivel mundial que tambièn se ven afectados irremediablemente a la baja, apareciendo entornos muy viciados y de inmensa calamidad propios de un manicomio sin salida.
Ante un mundo exterior de tantos riesgos y altibajos materiales impredecibles y sobre todo devaluatorios ¿Còmo se podrían esperar avances sustanciales y categóricos para una mejor convivencia terrícola?
Imposible, si la gente, quièn sea, continúan permaneciendo instalados en las gratificaciones sensuales e insisten en la necedad de los disfrutes corporales insaciables.
La vida, ubica, tarde o temprano, ya sea mediante una tragedia o una grave enfermedad a las personas para que se vean obligadas y dirigidas a reencuadrar sus anteriores y absurdos comportamientos, encaminándolos a la senda de la reflexión con nuevos y muy distintos derroteros: Olvidar y dejar atrás tanto comportamiento bizarro y tanto abuso desmedido que ofrezca enfoques vitales màs sanos, alejados de insulsos riesgos innecesarios y desmedidos. Dispendios sin control, fuera de todo lìmite o restricción...
Vivimos en un mundo de nubarrones; en un mundo de tinieblas medievales; de neblina opaca repleta de abusos y descomposición, donde los malos y las malas hacen y deshacen sin recato alguno; un mundo de guerras clandestinas que devastan a cualquiera, lo merman, agotan y aniquilan burlonamente; un mundo de amenazas y carencias ficticias y reales que semejan charcos de lodos asfàlticos que desaguan en las alcantarillas citadinas de nuestras selvas repletas de autos, donde no encuentran cauce, sino círculos de encharcamientos que vuelven todo hediondo, putrefacto, mal oliente, símbolos de decadencia romana que nadie acepta, en espera de una salida externa que conducirà, sin duda alguna, a màs y màs descomposición de una especie fallida que inventa e inventa para cíclicamente retornar y retornar a lo mismo como el repiquetear de las campanas ignoradas pero que hasta los sordos escuchan, sumìdos todos en la desesperación bulliciosa del badajo golpeador cotidiano que jamàs acalla ningún ensordecimiento estrepitoso por profundo y escandaloso que este sea...
Sordos y mudos, mancos y cojos, ciegos y tuertos: UNA ESPECIE EN FRANCA EXTINCION!!
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