Todas las cosas terrestres apegadas a la tierra estàn y no podrìa ser de otra manera, pues a ese plano pertenecen, eso es cosa discutida: Nadie espera revelaciones extraordinarias, no tiene caso, esos temas hay que dejarlos indiferentemente a un lado, objeto no tiene: Lucha infame eterna, entre lo intangible y la razòn a lo largo de toda la historia infrahumana.
Pero, ¿ El mundo mental que no es de la tierra, ese que nos asiste en nuestras visualizaciones, en nuestra imaginaciòn, en nuestras fantasias, que nos hace volar, que nos diferencia de todo lo terrenal, que extraña su hogar que un dìa abandonò en algùn lugar del còsmos para arribar a este planeta? ¿ Serà por ello que construìmos naves espaciales para que nos retornen algùn dìa a nuestro verdadero lugar de origen?
Nuestra mente mira con respeto a esos seres insòlitos de profundo cavilar, de riqueza espiritual que nos señalan que no somos unos superfluos soñadores, sino seres de otras latitudes que como los delfines y las orcas, quedamos atrapados en un medio ajeno, inhospito y obstaculizador que ha limitado nuestra grandeza y la ha reducido a la conducciòn de seres miseros, mesquinos, pingues que pertenecen a esta tierra y que se han derivado de lo peor de los animales, gusanos e insectos de este plano: Pèsima combinaciòn genètica, producto de la evoluciòn terrestre y de todas sus taras tòxicas.
Ya es toda una preocupaciòn desesperada ocuparse de ellos,todo lo olvidan, representan a la gran mayorìa depedradora y envilecida de èste enorme y aùn bello astro sideral que un dìa nos diò la bienvenida y nos ha soportado a todos a pesar de la inmensa destrucciòn inflingida en sus hospitalarios aposentos durante milenios.
No hay que negarlo: Desconocemos de dònde venimos o a quiènes pertenecemos. Todo en la tierra carece por completo de resultados universalmente vàlidos y suceptibles de ser sabidos y poseìdos. En muchas cosas materiales, se han logrado conocimientos ciertos y aceptados por todos. Pero en lo sustancial, en los asuntos verdaderamente relevantes, no existe, no hay, unanimidad alguna.
Nadie duda de que se ha avanzado mucho en el conocimiento cientìfico, aunque ya no se apoye en la filosofìa, ni en el pensar filosòfico. Ejemplos significativos de la gran fe en la ciencia, abundan. Esta se ha hecho de un caràcter en proceso progresivo: Los mèdicos de la antiguedad, han quedado por mucho rebasados, estamos en la actualidad moderna, muy adelantados. Pero sòlo lo estamos en los puntos y asuntos que competen a la materia, a las màquinas a los instrumentos, en otras àreas nos hemos olvidado de lo sustancial, al grado de sufrir modificaciones en nuestras estructuras esenciales que nos mantienen confundidos, involucrados y muy arraigados con los animales infrahumanos depedradores.
Tenemos que admitirlo: Hemos pèrdido el rumbo, nos hemos quedado sin brùjula orientadora, hemos pèrdido la huella de los grandes y verdaderos faros de nuestra especie sideral còsmica a la que en verdad pertenecemos. En este sentido, apenas podrìamos mencionar que estamos menos adelantados que el gran pensador griego Sòcrates o que el inmenso Platòn. Ni siquiera contamos con la suficiente humildad necesaria para volver a ellos, o para crear a otros parecìdos a ellos. No somos capaces de crear nada verdaderamente espiritual. Todo en el mundo infrahumano, debe de pertenecer al dominio especial de lo cognocido, de lo perteneciente a los dominios imperiosamente ciertos, palpables y demostrables. Nos estamos perdièndo a pasos agigantados en lo esencial. Hemos permitido confundirnos con los animales infrahumanos depedradores, estamos al punto de perder nuestra conexiòn còsmica divina que algùn dìa como tarea debiamos implantar al planeta que arribaramos...
¿ Estamos apenas a tiempo de volver a esa digna tarea como viajeros del cosmos que somos y lograr, de una buena vez por todas, la consecuciòn de la esencia real de nuestra verdadera especie intergalactica?
No debemos de olvidar que los conocimientos cientìficos hablan sòlo sobre objetos especiales relacionados con la materia, y que nuestra tarea olvidada de desarrollo espiritual, habla de la totalidad del ser y que ese tipo de verdades invisibles calan màs hondo que todos los avances cientìficos alcanzados y por alcanzar: Destellan màs allà de los muy complicados conocimientos cientìficos.
Tampoco debemos de olvidar que de donde venimos, nuestra espiritualidad brotò antes que toda ciencia aquì conseguida. Los infrahumanos, no saben que es desde la capacidad espiritual, desde su ejrcitaciòn, desde donde despierta el verdadero y autèntico ser que portamos en nuestro interior. Ejemplos tambièn abundan al respecto: En lo cientìfico, es condiciòn entender y adiestrarse en sus mètodos cuantificables, repetitivos y demostrables. En asuntos espirituales y mentales - que constituyen nuestra real esencia -, se puede hablar de todo lo que le interesa y asombra al ser en cuanto tal. Tiene otras notables manifestaciones, tiene otro origen: El conjunto de todos los seres, el propio destino, la vida misma, la propia experiencia. La tarea espiritual y su ejercitaciòn, es accesible a todos, practicable por todos, no es condiciòn el entender o poseer conocimientos de mètodos o de adiestramientos especiales, sòlo es necesario sentir y dejarse ir, fluir con el proceso dinàmico de la vida, para conectarse con la infinitud universal còsmica de donde realmente venimos, donde reina la bondad, la fraternidad y la sabiduria.
¿ Y que habìa antes del principio ? ¿ Y las Hadas ? Ya nadie se cuestiona eso, importa solo lo inmediato, lo utilitario, lo tangible. Ya nadie cree en los Angeles, porque no se les puede ver ( ¿Una buena persona que acciona en beneficio de otra no es acaso un Angel ?). Los terricolas afirman: "Solo creemos en lo que vemos"...Los infelices infrahumanos no son originales en ningùn momento. No pueden diferenciar entre un objeto del mundo y la verdadera existencia en el universo. Desconocen que nuestra imaginaciòn nunca hace un alto y que jamàs busca obtener respuestas concluyentes, eso es asunto de los terricolas que ante lo asombroso y maravilloso de la creaciòn, siempre buscan salidas desmañadadas y ficiticias. No acaban de percibir que la genialidad en esta tierra se pierde cuando crece la gente: La prisiòn de las convenciones y las opiniones corrientes, las posturas de las ocultaciones y la pèrdida de la ingenuidad en aras de una razòn putrefacta, enferma y destructiva.
El quehacer espiritual e imaginativo de los seres universales, rompe las cadenas de la ignominia y rasga los velos de la ignorancia, al hablar de verdades impresionantes, de revelaciones de ìndole estremecedora que por su lenguaje y forma no pertenecen al rango cientificista, pero que dadas a conocer por los seres creativos cobran una gran relevancia significativa y objetiva alejada del mundanal ruido y caos existencial. Ese tipo de aportaciones rompen con lo habitual y programado, velo bajo el cual se vive ordinariamente la vida: Se trata de nuestros maestros de otras partes del universo que con su originalidad creadora, independencia, imagianciòn e imparcialidad diseminados a lo largo de todas las èpocas, pese a todo y a todos, nos han tratado de instruir para conectarnos con la inmensidad del cosmos y sus verdades universales no olvidando nuestros origenes mitològicos divinos, en busca siempre de la verdad.
Malos tiempos èstos para pensar con racionalidad. Malos tiempos todos para todos los terricolas que olvidan cosas sustanciales que se las han proporcionado en revelaciones misteriosamente profundas en estado onìrico, pero que al despertar de sus sueños pronto se les escapan para siempre, hacièndoles sentir que no son capaces ni dignos de ellas, impidièndose a sì mismos la realizaciòn plena de sus ser, desperdiciando con ello el gran aprendizaje de morir en una lucha amorosa participativa e integrativa de la realidad...
¿ Usted a que bando pertenece ?
Pero, ¿ El mundo mental que no es de la tierra, ese que nos asiste en nuestras visualizaciones, en nuestra imaginaciòn, en nuestras fantasias, que nos hace volar, que nos diferencia de todo lo terrenal, que extraña su hogar que un dìa abandonò en algùn lugar del còsmos para arribar a este planeta? ¿ Serà por ello que construìmos naves espaciales para que nos retornen algùn dìa a nuestro verdadero lugar de origen?
Nuestra mente mira con respeto a esos seres insòlitos de profundo cavilar, de riqueza espiritual que nos señalan que no somos unos superfluos soñadores, sino seres de otras latitudes que como los delfines y las orcas, quedamos atrapados en un medio ajeno, inhospito y obstaculizador que ha limitado nuestra grandeza y la ha reducido a la conducciòn de seres miseros, mesquinos, pingues que pertenecen a esta tierra y que se han derivado de lo peor de los animales, gusanos e insectos de este plano: Pèsima combinaciòn genètica, producto de la evoluciòn terrestre y de todas sus taras tòxicas.
Ya es toda una preocupaciòn desesperada ocuparse de ellos,todo lo olvidan, representan a la gran mayorìa depedradora y envilecida de èste enorme y aùn bello astro sideral que un dìa nos diò la bienvenida y nos ha soportado a todos a pesar de la inmensa destrucciòn inflingida en sus hospitalarios aposentos durante milenios.
No hay que negarlo: Desconocemos de dònde venimos o a quiènes pertenecemos. Todo en la tierra carece por completo de resultados universalmente vàlidos y suceptibles de ser sabidos y poseìdos. En muchas cosas materiales, se han logrado conocimientos ciertos y aceptados por todos. Pero en lo sustancial, en los asuntos verdaderamente relevantes, no existe, no hay, unanimidad alguna.
Nadie duda de que se ha avanzado mucho en el conocimiento cientìfico, aunque ya no se apoye en la filosofìa, ni en el pensar filosòfico. Ejemplos significativos de la gran fe en la ciencia, abundan. Esta se ha hecho de un caràcter en proceso progresivo: Los mèdicos de la antiguedad, han quedado por mucho rebasados, estamos en la actualidad moderna, muy adelantados. Pero sòlo lo estamos en los puntos y asuntos que competen a la materia, a las màquinas a los instrumentos, en otras àreas nos hemos olvidado de lo sustancial, al grado de sufrir modificaciones en nuestras estructuras esenciales que nos mantienen confundidos, involucrados y muy arraigados con los animales infrahumanos depedradores.
Tenemos que admitirlo: Hemos pèrdido el rumbo, nos hemos quedado sin brùjula orientadora, hemos pèrdido la huella de los grandes y verdaderos faros de nuestra especie sideral còsmica a la que en verdad pertenecemos. En este sentido, apenas podrìamos mencionar que estamos menos adelantados que el gran pensador griego Sòcrates o que el inmenso Platòn. Ni siquiera contamos con la suficiente humildad necesaria para volver a ellos, o para crear a otros parecìdos a ellos. No somos capaces de crear nada verdaderamente espiritual. Todo en el mundo infrahumano, debe de pertenecer al dominio especial de lo cognocido, de lo perteneciente a los dominios imperiosamente ciertos, palpables y demostrables. Nos estamos perdièndo a pasos agigantados en lo esencial. Hemos permitido confundirnos con los animales infrahumanos depedradores, estamos al punto de perder nuestra conexiòn còsmica divina que algùn dìa como tarea debiamos implantar al planeta que arribaramos...
¿ Estamos apenas a tiempo de volver a esa digna tarea como viajeros del cosmos que somos y lograr, de una buena vez por todas, la consecuciòn de la esencia real de nuestra verdadera especie intergalactica?
No debemos de olvidar que los conocimientos cientìficos hablan sòlo sobre objetos especiales relacionados con la materia, y que nuestra tarea olvidada de desarrollo espiritual, habla de la totalidad del ser y que ese tipo de verdades invisibles calan màs hondo que todos los avances cientìficos alcanzados y por alcanzar: Destellan màs allà de los muy complicados conocimientos cientìficos.
Tampoco debemos de olvidar que de donde venimos, nuestra espiritualidad brotò antes que toda ciencia aquì conseguida. Los infrahumanos, no saben que es desde la capacidad espiritual, desde su ejrcitaciòn, desde donde despierta el verdadero y autèntico ser que portamos en nuestro interior. Ejemplos tambièn abundan al respecto: En lo cientìfico, es condiciòn entender y adiestrarse en sus mètodos cuantificables, repetitivos y demostrables. En asuntos espirituales y mentales - que constituyen nuestra real esencia -, se puede hablar de todo lo que le interesa y asombra al ser en cuanto tal. Tiene otras notables manifestaciones, tiene otro origen: El conjunto de todos los seres, el propio destino, la vida misma, la propia experiencia. La tarea espiritual y su ejercitaciòn, es accesible a todos, practicable por todos, no es condiciòn el entender o poseer conocimientos de mètodos o de adiestramientos especiales, sòlo es necesario sentir y dejarse ir, fluir con el proceso dinàmico de la vida, para conectarse con la infinitud universal còsmica de donde realmente venimos, donde reina la bondad, la fraternidad y la sabiduria.
¿ Y que habìa antes del principio ? ¿ Y las Hadas ? Ya nadie se cuestiona eso, importa solo lo inmediato, lo utilitario, lo tangible. Ya nadie cree en los Angeles, porque no se les puede ver ( ¿Una buena persona que acciona en beneficio de otra no es acaso un Angel ?). Los terricolas afirman: "Solo creemos en lo que vemos"...Los infelices infrahumanos no son originales en ningùn momento. No pueden diferenciar entre un objeto del mundo y la verdadera existencia en el universo. Desconocen que nuestra imaginaciòn nunca hace un alto y que jamàs busca obtener respuestas concluyentes, eso es asunto de los terricolas que ante lo asombroso y maravilloso de la creaciòn, siempre buscan salidas desmañadadas y ficiticias. No acaban de percibir que la genialidad en esta tierra se pierde cuando crece la gente: La prisiòn de las convenciones y las opiniones corrientes, las posturas de las ocultaciones y la pèrdida de la ingenuidad en aras de una razòn putrefacta, enferma y destructiva.
El quehacer espiritual e imaginativo de los seres universales, rompe las cadenas de la ignominia y rasga los velos de la ignorancia, al hablar de verdades impresionantes, de revelaciones de ìndole estremecedora que por su lenguaje y forma no pertenecen al rango cientificista, pero que dadas a conocer por los seres creativos cobran una gran relevancia significativa y objetiva alejada del mundanal ruido y caos existencial. Ese tipo de aportaciones rompen con lo habitual y programado, velo bajo el cual se vive ordinariamente la vida: Se trata de nuestros maestros de otras partes del universo que con su originalidad creadora, independencia, imagianciòn e imparcialidad diseminados a lo largo de todas las èpocas, pese a todo y a todos, nos han tratado de instruir para conectarnos con la inmensidad del cosmos y sus verdades universales no olvidando nuestros origenes mitològicos divinos, en busca siempre de la verdad.
Malos tiempos èstos para pensar con racionalidad. Malos tiempos todos para todos los terricolas que olvidan cosas sustanciales que se las han proporcionado en revelaciones misteriosamente profundas en estado onìrico, pero que al despertar de sus sueños pronto se les escapan para siempre, hacièndoles sentir que no son capaces ni dignos de ellas, impidièndose a sì mismos la realizaciòn plena de sus ser, desperdiciando con ello el gran aprendizaje de morir en una lucha amorosa participativa e integrativa de la realidad...
¿ Usted a que bando pertenece ?
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