Los dirigentes actuales del mundo, han arribado al poder en el momento en el que una generaciòn de lìderes competentes que habìan predominado, fueron murièndo o abandonando el escenario polìtico para ser remplazados por ese grupo que aùn no comprenden las nuevas realidades de un mundo convulso y sumido en continuos conflictos de toda ìndole.
Esos nuevos dirigentes, apelan al poder del Estado para implementar la Justicia Social a travès del derecho, de las leyes. Sin embargo, al parecer, la fuerza del Estado no es tal como para intervenir de manera satisfactoria ni mucho menos eficaz.. La gente siempre està a la espera de ganancias a cambio de su esfuerzo laboral: Una realidad elemental que va màs allà del supuesto amor a la patria...Y ya podrìan trabajar todos los ciudadanos 16 horas diarias que, aùn asì, nunca podrìan sacar a sus paises tercer mundistas del hambre y la pobreza en que se encuentran: Se exportan materias primas de un gran valor, pero como van en forma rudimentaria, los paìses poderosos, compran eso productos a muy bajos precios y cuando los manufacturan y los retornan convertidos en maquinaria u otros bienes, los precios resultan muy elevados y los patrones de dependencia y endeudamiento jamàs se pueden alejar manteniendo vigente la dependencia eterna.
Es muy importante señalar que estos dirigentes inexpertos, algunos muy jòvenes, fundamentan sus acciones en invitaciones al sector privado para que participen en los cambios que el Estado pretende llevar a cabo y no se dan cuenta de que esos inversionistas locales, siguen y reproducen fielmente los mismos patrones de explotaciòn de los paises poderosos, asi los hayan apoyado en sus campañas electorales para arribar al poder. Si al Estado se le ocurre intervenirles en algo, de inmediato rompen con la supuesta colaboraciòn nacional, se contraen, pierden confianza y retiran sus capitales de sus agotadas, explotadas y muy gastadas economìas locales. Esa es una realidad muy lamentable: No existe la competencia justa y todos los empresarios apuntan al establecimiento de monopolios. En los paìses en desarrollo, los mercados dan origen a nuevas, màs poderosas y nefastas concentraciones de poder. Eso tambièn resulta muy lamentable, pero es un hecho real categòrico.
¿ No hay salida a la pobreza ?
Producir articulos en base a productos elaborados con materias primas a los que no se les puede dar un valor agregado, es y significa la total y absoluta pobreza en una economìa de mercado. Eso es lo que màs define a los paises en vìas de desarrollo. En cambio, la riqueza, està ubicada en los bienes manufacturados que se les puede dar un valor agregado y eso sòlo lo logran los paìses altamente industrializados. El `poderìo econòmico està referido siempre a los ìndices de valor agregado.
Los dirigentes actuales, sobre todo los jòvenes, no escuchan y lo peor, es que la gran mayorìa de ellos, estàn atentando contra los empleados y los obreros, tratando de erradicar y aniquilar a sus gremios sindicales. Han atentado tanto contra la masa productiva que no les han dejado espacio ni tampoco con los medios para ahorrar. Las actividades productivas, resultan ya tan pocas - con el marcado desempleo -, que el paso al acceso en el que la gente pudiera ahorrar, ha quedado casì cancelado. No existe la producciòn eficiente que conduzca a los ahorros generados con las aportaciones de todos.
Es injusto que exista gente, mucha gente, que estè condenada, en pleno siglo XXI, a no contar con un mayor poder de compra y ni siquiera con lo indispensable para poder subsistir. Si la gente pobre, pudiese tener acceso al dinero, podrìan adquirir màs bienes de los paìses ricos. Todos ganarìan - la suma positiva que proponìa el social demòcrata sueco Olof Palme-, nadie tendrìa que salir de la economìa de mercado o del capitalismo globalizado que tanto defienden los ricos. Los pobres serìan menos pobres y los ricos, habrìrìan màs mercados para sus productos.
Por supuesto, que la economìa mundial tendrìa que modificar sus polìticas y facilitar el acceso al desarrollo tecnològico a las naciones pobres. Pero nadie escucha y nos estamos encaminando a un callejòn sin salida altamente peligroso y muy riesgozo para todos.
¿Los dirigentes tercer mundistas actuales, tendrìan que hacer un llamado ètico a las naciones ricas para tratar de seguir adelante?
La utopìa que inicia en un mundo en el que los obreros y empleados se pudieran convertir en accionistas de las empresas en que laboran, en donde ya no necesitaràn acudir a sus trabajos porque reciben un salario, sino porque son dueños y esperan pagos adicionales- como los que les otorgaba Robert Owen a sus empleados socios- por sus excesos de producciòn y la plusvalia, naciò muerta en el mundo actual. Esos llamados no serìan nada peruasivos para los ricos propietarios de los medios de producciòn. Estarìan basados en fantasias. Ahora sabemos, que nadie hace tratos con los pobres asalariados del tercer mundo para armonizar la conviviencia humana y mucho menos desear cargar con ejèrcitos de empleados famèlicos y analfabetas y sus numerosas familias. Parece que de ninguna manera es el camino a seguir.
¿ Cuàl es la ruta entonces ?
Invertir dinero prestado en la capacitaciòn de la gente para producir competitivamente para los mercados mundiales y vivir en economìas aùn màs restrictivas que pudiesen garantizar un menos terrorìfico futuro. Pero todo esto, no tiene ningùn tinte de realidad, son sòlo simples ideas, de un simple pensador que rechaza la historia y el destino, vìctima de la modernidad y de sus excesos, inmerso en una economìa global dispersa...Sin viso de realidad!!!
Esos nuevos dirigentes, apelan al poder del Estado para implementar la Justicia Social a travès del derecho, de las leyes. Sin embargo, al parecer, la fuerza del Estado no es tal como para intervenir de manera satisfactoria ni mucho menos eficaz.. La gente siempre està a la espera de ganancias a cambio de su esfuerzo laboral: Una realidad elemental que va màs allà del supuesto amor a la patria...Y ya podrìan trabajar todos los ciudadanos 16 horas diarias que, aùn asì, nunca podrìan sacar a sus paises tercer mundistas del hambre y la pobreza en que se encuentran: Se exportan materias primas de un gran valor, pero como van en forma rudimentaria, los paìses poderosos, compran eso productos a muy bajos precios y cuando los manufacturan y los retornan convertidos en maquinaria u otros bienes, los precios resultan muy elevados y los patrones de dependencia y endeudamiento jamàs se pueden alejar manteniendo vigente la dependencia eterna.
Es muy importante señalar que estos dirigentes inexpertos, algunos muy jòvenes, fundamentan sus acciones en invitaciones al sector privado para que participen en los cambios que el Estado pretende llevar a cabo y no se dan cuenta de que esos inversionistas locales, siguen y reproducen fielmente los mismos patrones de explotaciòn de los paises poderosos, asi los hayan apoyado en sus campañas electorales para arribar al poder. Si al Estado se le ocurre intervenirles en algo, de inmediato rompen con la supuesta colaboraciòn nacional, se contraen, pierden confianza y retiran sus capitales de sus agotadas, explotadas y muy gastadas economìas locales. Esa es una realidad muy lamentable: No existe la competencia justa y todos los empresarios apuntan al establecimiento de monopolios. En los paìses en desarrollo, los mercados dan origen a nuevas, màs poderosas y nefastas concentraciones de poder. Eso tambièn resulta muy lamentable, pero es un hecho real categòrico.
¿ No hay salida a la pobreza ?
Producir articulos en base a productos elaborados con materias primas a los que no se les puede dar un valor agregado, es y significa la total y absoluta pobreza en una economìa de mercado. Eso es lo que màs define a los paises en vìas de desarrollo. En cambio, la riqueza, està ubicada en los bienes manufacturados que se les puede dar un valor agregado y eso sòlo lo logran los paìses altamente industrializados. El `poderìo econòmico està referido siempre a los ìndices de valor agregado.
Los dirigentes actuales, sobre todo los jòvenes, no escuchan y lo peor, es que la gran mayorìa de ellos, estàn atentando contra los empleados y los obreros, tratando de erradicar y aniquilar a sus gremios sindicales. Han atentado tanto contra la masa productiva que no les han dejado espacio ni tampoco con los medios para ahorrar. Las actividades productivas, resultan ya tan pocas - con el marcado desempleo -, que el paso al acceso en el que la gente pudiera ahorrar, ha quedado casì cancelado. No existe la producciòn eficiente que conduzca a los ahorros generados con las aportaciones de todos.
Es injusto que exista gente, mucha gente, que estè condenada, en pleno siglo XXI, a no contar con un mayor poder de compra y ni siquiera con lo indispensable para poder subsistir. Si la gente pobre, pudiese tener acceso al dinero, podrìan adquirir màs bienes de los paìses ricos. Todos ganarìan - la suma positiva que proponìa el social demòcrata sueco Olof Palme-, nadie tendrìa que salir de la economìa de mercado o del capitalismo globalizado que tanto defienden los ricos. Los pobres serìan menos pobres y los ricos, habrìrìan màs mercados para sus productos.
Por supuesto, que la economìa mundial tendrìa que modificar sus polìticas y facilitar el acceso al desarrollo tecnològico a las naciones pobres. Pero nadie escucha y nos estamos encaminando a un callejòn sin salida altamente peligroso y muy riesgozo para todos.
¿Los dirigentes tercer mundistas actuales, tendrìan que hacer un llamado ètico a las naciones ricas para tratar de seguir adelante?
La utopìa que inicia en un mundo en el que los obreros y empleados se pudieran convertir en accionistas de las empresas en que laboran, en donde ya no necesitaràn acudir a sus trabajos porque reciben un salario, sino porque son dueños y esperan pagos adicionales- como los que les otorgaba Robert Owen a sus empleados socios- por sus excesos de producciòn y la plusvalia, naciò muerta en el mundo actual. Esos llamados no serìan nada peruasivos para los ricos propietarios de los medios de producciòn. Estarìan basados en fantasias. Ahora sabemos, que nadie hace tratos con los pobres asalariados del tercer mundo para armonizar la conviviencia humana y mucho menos desear cargar con ejèrcitos de empleados famèlicos y analfabetas y sus numerosas familias. Parece que de ninguna manera es el camino a seguir.
¿ Cuàl es la ruta entonces ?
Invertir dinero prestado en la capacitaciòn de la gente para producir competitivamente para los mercados mundiales y vivir en economìas aùn màs restrictivas que pudiesen garantizar un menos terrorìfico futuro. Pero todo esto, no tiene ningùn tinte de realidad, son sòlo simples ideas, de un simple pensador que rechaza la historia y el destino, vìctima de la modernidad y de sus excesos, inmerso en una economìa global dispersa...Sin viso de realidad!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario