lunes, 3 de abril de 2017

CONFUSION Y DESCONCIERTO

Cuando hablo de los mexicanos, me  estoy refiriendo más que a otra cosa, a la situación de su origen y comportamiento, a las causas que lo mueven, que lo motivan tanto en lo individual como en lo colectivo...Tengo una muy particular forma de verlo y de sentirlo. Conozco mi país en su totalidad y he entablado contacto con todos esos diferentes mexicanos, con ese calidoscopio de mexicanos.
La etapa histórica por la que estamos atravesando me orilla a detenerme para reflexionar acerca de todas esas maneras de ser y de estar: ¿Quiénes somos en verdad? ¿Cómo es que aguantamos tanto? ¿ Qué nos conduce a ser como somos, a comportarnos de maneras tan impredecibles y sorpresivas? ¿ Cómo es que percibimos el mundo?
Cuando viví un tiempo en Japón, primero en Tokio, luego en Kioto y después en Hiroshima, fue todo un galimatias descifrar el mundo que viven los nipones: Tratan a toda costa de no ser percibidos, no molestan a nadie, ni pretenden molestar a otros. Hasta los perros son silenciosos al igual que sus dueños.Sobre todo en la ciudad de lo templos, Kioto, donde todo transcurre en armonía, cantos, rezos y por supuesto grandes cantidades de trabajo diariamente, dando la impresión de no descanzar nunca. En sus ratos de ocio, juegan al Pachingo, maquinitas que les dan balines a cambio de sus yenes, para después, si ganan, volver a recuperar su dinero; pasan horas jugando ahí, incluso hasta altas horas de la madrugada Todos ellos se saben japoneses, uno es el extraño en todo, por ejemplo en la apariencia física,  jamás se podría uno ocultar entre ellos. Viven semiocultos, encimismados, dan la apariencia de que padecieran un sentimiento de culpa o que estuvieran apenados por algo o enjuiciados por alguién. Las chicas son reservadas, aunque más acordes con la modernidad, ya no son las abnegadas o sumisas de antes. Cuando se emborrachan, son otros: Cantan, en sus bares karaoke, bailan-sin mucho ritmo-, se pelean, gritan, arman trifulcas. Pero en cuanto a tratar de conocerlos, son muy celosos de mostrarse, mucho menos ante extraños. Si uno les solicita algo, simpre se comportan muy atentos y serviciales, dispuestos a auxiliar. Las fallas les fastidian mucho y saben que los turistas de eso irían a hablar a sus paises, por eso siempre se muestran muy cooperativos y solícitos.
En cambio, los japoneses de Tokio, son algo diferentes: Más abiertos, visten a la moda, sus cabellos portan los tintes y colores de último momento. No se muestran sumisos, todo lo contrario, padecen un complejo de superioridad, se sienten muy orgullosos de sus rascacielos, de sus universidades, de sus trenes bala, de su alta tecnología...Los de Iroshima, mustran en sus comportamientos una soltura no tan completa, siendo extremadamente respetuosos de sus semejantes, son colaboradores. Han logrado hacer de esa ciudad devastada por la bomba atómica, un gran jardin, de siete ríos en su interior, donde las flores son cambiadas cada tercer día. Es algo maravilloso: Cientos y cientos de flores multicolores a lo largo y ancho de las avenidas. No existen los pordioseros, vive así uno que otro y lo obligan las autoridades a portar un anuncio que aclare que vive así porque él quiere. Las mujeres son muy audaces, asisten a fiestas o reuniones a escondidas de los esposos, ya no son tampoco aquellas abnegadas que no salían de sus hogares, la cercanía  del mundo occidental debido al internet, las ha despertado y corren sus riesgos por los que les agrada e interesa...El homosexualismo si se logra apreciar, pero con suma discreción.
En lo íntimo, resulta muy pero muy complicado, describir o descifrar la vida y comportamiento de los japoneses, no es cosa fácil, ni mucho menos sencilla, pero intuye uno que algo ocultan y protegen. En alguna ocasión, en la ciudad de Kioto, un vendedor de brasaletes, anillos y collares hippies, me comentó: ¨llevo más de quince años viviendo entre ellos y no acabo de entenderlos¨...
 Aunque uno no lo crea, situación similar se da entre los mexicanos, sobre todo en los mexicanos de la modernidad, que aunque aún no se alcanza en nuestro país, dibuja un ser en el tiempo que se vive de apariencias, de simulaciones, de contradicciones, de sumisiones. Un mexicano al que los medios de comunicación masiva y el internet han venido a modificar al grado de que su mestizaje, cada día se complica más y más, impidiéndole saber quién demonios es o que define de manera clara y precisa su transitar por la vida. El comportamiento actual, ya no obedece a ninguna raiz: Todo es conveniencias y arreglos o negociaciones. Hemos pérdido profundidad en nuestras maneras de ser. Nos hemos ido convirtiendo en seres amorfos, sin capacidad de asombro, en tramposos y muy mentirosos. No nos importa nada ni nadie, aunque tratemos de aparentar algo diferente o distinto. Nuestra superficialidad es tal, que hemos estado permitiéndo que un grupúsculo de sabandijas, se apropien de todo lo que no les pertenece y gasten nuestro poco dinero en actividades que sólo benefician a unos cuantos. Jamás hemos podido ser capaces de hacernos de lo bueno de los españoles y lo muy bueno de nuestros antepasados y hacerlo nuestras bases. Somos un híbrido pérdido en las dimensiones de los sueños y los milagros: Soñamos cuando tenemos que vivir y vivimos cuando tenemos que soñar y ojalá Dios nos ayude o la Virgencita de Guadalupe.
Impredecibles, azarosos, sorpresivos, desvergonzados,medrosos desarraigados, ajenos cínicos, quizás algo tengamos que aportar, pero quién sabe cuándo. Al parecer ya hay poco que proteger en nuestros intriores..Nuestra historía actual es de una gran confusión y desconcierto y nosotros nos ocultamos porque es muy poco lo digno que podemos enseñar... 


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