domingo, 19 de abril de 2015

LA POBREZA DE LAS ALMAS!!!

Cuando recuerdo aquel cuento de Andersen acerca del ¨Traje Nuevo del Emperador¨, pienso que la gente vive  como ellos perciben, piensan y sienten. aunque existan reglas, estatutos, leyes y reglamentos que tratan de normar la vida en sociedad.
 Cuentan que había un emperador que era muy vanidoso y presumido, sòlo pensaba en comprarse ropa costosa, palacios suntuosos y muchas otras cosas màs. Deseaba a toda costa pasar a la historia como el mejor vestido, el màs poderoso y el màs rico de todos los reyes del mundo..
La moraleja del cuento que hizo famoso al escritor de origen danès, allà por los años 1837 , narra como todos, incluyendo al mismo Rey, se hicieron  los no dados por enterados y cayeron en la trampa de unos sastres estafadores quienes aseguraron a su alteza de que eran muy capaces de elaborar las mejores prendas con telas de la mejor calidad que ojos humanos pudieran haber visto jamàs. Por supuesto de que eran muy hábiles y conocían al dedillo los puntos débiles del monarca quien era muy dado a la fanfarronería, la presunción y aparentemente muy modocito. Los bribones diseñadores, exigieron al Rey una gran cantidad de dinero para bordar la tela con hilos de oro puro. A esos deshonestos dizque sastres, jóvenes de no muy mal ver, digamos apuestos, se les entregò todo cuanto solicitaron para dedicarse a su delicada y artística labor.
El soberano ordenò la confección de un traje para lucirlo en una fiesta que se aproximaba. La condición por parte de los pìcaros sastres, era que el traje sòlo podría ser visto por las personas que realmente fueran hijos de quienes todos creìan que era su padre y solamente aquellas personas cuyos padres no eran tales no podrían ver la vestimenta del Emperador.
Tanto los ministros, como  todos los empleados y criados del palacio, así como el mismo Rey, no comentaban el trabajo simulado de los tramposos confeccionadores que en verdad no elaboraban ninguna prenda Todos se hacían de la vista gorda. El dìa de la fiesta llegó  y el monarca hizo como si se probarà su traje, alabando su delicada y gran belleza. Los cortesanos hicieron lo mismo, compartiendo la alucinación, aunque nadie era capaz de ver nada. Nadie querìa pasar por la afrenta de que no fueran hijos verdaderos de sus padres. Todos callaron y todos afirmaron de que se trataba de un excelente y exquisito diseño que le iba muy bien a su Rey.
El presuntuoso y delicado soberano, montado en su caballo salió en desfile por las calles de su villa rumbo a la fiesta y la gente conocedora también de la extraña cualidad que tenía la vestimenta, lo veìa pasar y le aplaudìa asombrada, pero callaba cualquier otro tipo de comentario. De repente, un niño inocente, de corta edad, grito: ¨ El Rey va desnudo¨. Fue cuando todos se dieron cuenta del engaño y de hecho así era, el Rey cabalgaba totalmente desnudo...
Por supuesto que los bribones estafadores, deshonestos y sinvergüenzas sastrecillos, ya habían desaparecido con todo el dinero y el oro entregado para el traje del monarca...
Las moralejas acerca del cuento de Andersen, han sido varias, recuerdo dos: La primera que los niños siempre dicen la verdad. Y la otra, es que una mentira aunque sea aceptada por muchos, no por eso deba de ser cierta...
Me gustaría entregar la mìa propia: NO HAY MAS CIEGOS QUE AQUELLOS NECIOS QUE AUNQUE SE VISTAN SIEMPRE CON LAS MEJORES TELAS, IMPEDIRAN VER LA POBREZA DE SUS ALMAS!!!

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