sábado, 3 de septiembre de 2011

DIA TRAS DIA

Es la hora del descenso, el occidente recibe al padre nuestro de cada día. Ha cumplido su función y su responsabilidad eterna. Mañana nuevamente en el oriente porque en verdad nunca se oculta, siempre está presente. Somos hijos de la luz, qué duda cabe, cumplamos como nuestro padre iluminando todas nuestras acciones y actividades. Somos todos eternamente, hijos de su reino .Hemos sido todos sus muertos y seremos siempre todos sus vivos

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