martes, 6 de septiembre de 2011

EL JURAMENTO


-Una vez perdido el poder, a nadie vamos a dejar gobernar. El secreto es como no dejar de estar presentes, para un dìa retornar.
Todos los asistentes se miraron los unos a los otros, al escuchar esas amenazantes y  concluyentes palabras, proferidas por su máximo lìder.
-Brindemos, no hay nada que temer-rematò .
Los políticos ahí presentes estaban ataviados con la vestimenta de costubre, para sus rituales secretos, túnica amarilla, banda roja al pecho y guantes blancos. Solo el lider máximo iba vestido de maestro mayor y alrededor de su cuello, colgaban unas joyas multicolores que hacian brillar sus ojos inquisidores en la tenue luz de esa extraña sala.
Todos ellos habían sido, en su momento, hombres de gran poder en sus vidas publicas, pero ahora, se sabían disminuidos, desmerecidos, que muy poco significaban dentro de ese enigmático recinto. Claro que hoy, dia del gran juramento, estaban hermanados para compartir un lazo de eterna maldad en contra de sus acerrimos enemigos polìticos y de la nación que los viera nacer y crecer y eso les otorgaba una gran fuerza, se sentían hombres poderosos de nueva cuenta…El plan habia de quedar definido hoy en esa intimidante y siniestra asamblea. Quièn en el país, se podría imaginar a un grupo de hombres y mujeres, congregados para llevar a cabo una de las màs apocalípticas y macabras  conspiraciónes de incalculables resultados, no solo en contra de quienes les arrebataron el poder, sino inclusive contra la población civil entera.
La verdad de lo que ahí acontecía, era muy, muy extraño.
-Ha llegado el momento-desgarro el silencio una voz ronca y seca que sonaba como algo que no quería hacer ruido.
El maestro supremo dejo que su mirada se posara, sobre un estandarte que enmarcaba la figura de un ser humano con rostro de animal, era un cuadro demoniaco, demencial, que todos tenían ante sì y con su actitud sumisa, le rendían pleitesía.
El gran maestro era un hombre robusto, alto, de cabello escazo, que en algún tiempo habría sido de color castaño y que todos los expoliticos ahí presentes ,sabían se trataba de un hombre incalculablemente rico el cual en su mirada reflejaba una vida de poder y un intelecto vigoroso.
-Hagan el juramento-dijo a todos los ahí reunidos.
Su voz en esta ocasión era suave pero firme como la nieve al caer.
-Completen la hazaña, les prometo que retornaremos muy pronto, completen la obra, nada sin nosotros, caiga quien caiga.
-¡Lo juramos!-gritaron todos enfurecidos y rabiosos.
Transcurrió en esa antesala del infierno,  un momento de enfermizo y agonizante silencio, fue como un instante que dio la impresión de ser un suspiro de casi de 12 años.
-Que les remuerda la conciencia- advirtió el gran maestro con dureza-y les sobrevenga una muerte indigna, dolorosa e inmediata al que traicione el juramento.
Colorín Colorado….este cuento casi ha terminado!!!

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