Aunque no lo desearamos, nuestras vidas estàn fundamentadas en experiencias previas. Algo muy parecido a una programaciòn existencial desde origen que da paso a un determinismo y que tiende a actualizarse.
Nuestras infancias, parecen olvidadas, pero estamos construìdos sobre de ellas. Muy pocas personas recuerdan con nitidez su història individual; sin embargo, lo experimentado en etapas iniciales, se vive de nueva cuenta y es en los actos y acciones manifestadas que podemos clarificar el por què de nuestros comportamientos; sobre todo, si estos pueden ser comparados con los de nuestros formadores. Somos història potenciada, en gran medida siguiendo huellas pasadas que se confunden con la dinàmica de la vida real actual. Vivimos en una constante repeticiòn de un pasado olvidado en el que cada paso de nuestro viaje se originò en escenas simbòlicas de una infancia perdida mucho tiempo atràs. Somos vìctimas de un pasado no resuelto, inconcluso y repetitivo, encubridor de los hechos actuales importantes y significativos.
La formaciòn de la personalidad, muy independientemente de las caracterìsticas genèticas, obedece màs a las variaciones y estrucutras especìficas de nuestros formadores y a los usos y costumbres sociales a los que se ve expuesto el individuo, debièndo adaptarse sumisamente desde su infancia, evitando emitir reacciones de protesta u hostilidad para ser aceptado por sus semejantes.
La personalidad, emerge de motivos conscientes e inconscientes generados por patrones que pertenecen a pautas infantiles que se encuentran sumergìdas en el pasado. Estas pautas, aparentan encubrir a los modelos originales de las que proceden, pero haràn su apariciòn como potencia actual ante situaciones de emergencia ponièndo en movimiento al modelo primitivo, repitiendose asi, los comportamientos aprendidos de aquellos modelos como si de una calca se tratarà.Todo lo que se oponga a esas huellas, serà omitìdo o no se tomarà en cuenta. Y lo peor, al entablar contacto con los otros, se eligiràn personas, momentos y espacios que faciliten la repeticiòn de los comportamientos aprendidos. Ello, tambièn, estarà rodeado de los impactos culturales y del medio ambiente que tuvò lugar en la formaciòn de los infantes.
Cuando nuestros momentos actuales se eclipsan o se saturan por repeticiones de un pasado inconcluso o poco entendido, resulta casì imposible disfrutar de los satisfactores del presente y es cuando deberemos de enfocar toda nuestra potencialidad, todos nuestros deseos hacia la modificaciòn de nuestras vidas simuladas, repetitivas y saturadas de modelos y patrones añejos repetitivos optando por comportamientos menos traumàticos, màs operantes y màs sencillos, esforzàndonos al màximo por contactar a cada instante con estrucutras desafiantes, contrarias a nuestros comportamientos clàsicos y ortodoxos que nos imposibilitan para la obtenciòn de placer.
Se trata, ni màs ni menos, de modificar lo vivido en nuestras infancias, de superar a nuestros formadores que nos fijaron a estrucuturas psìquicas predeterminadas. De modificar nuestros entornos sociales que no escogimos libremente. De ir màs allà de lo habituado de nuestras historias, porque donde no hay renovaciòn, reina la muerte. De convertirnos en los Prometeos modernos, deseosos de modificar la existencia humana, de ser LOS DESOBEDIENTES CONSTRUCTIVOS QUE NECESITA EL PLANETA...
Nuestras infancias, parecen olvidadas, pero estamos construìdos sobre de ellas. Muy pocas personas recuerdan con nitidez su història individual; sin embargo, lo experimentado en etapas iniciales, se vive de nueva cuenta y es en los actos y acciones manifestadas que podemos clarificar el por què de nuestros comportamientos; sobre todo, si estos pueden ser comparados con los de nuestros formadores. Somos història potenciada, en gran medida siguiendo huellas pasadas que se confunden con la dinàmica de la vida real actual. Vivimos en una constante repeticiòn de un pasado olvidado en el que cada paso de nuestro viaje se originò en escenas simbòlicas de una infancia perdida mucho tiempo atràs. Somos vìctimas de un pasado no resuelto, inconcluso y repetitivo, encubridor de los hechos actuales importantes y significativos.
La formaciòn de la personalidad, muy independientemente de las caracterìsticas genèticas, obedece màs a las variaciones y estrucutras especìficas de nuestros formadores y a los usos y costumbres sociales a los que se ve expuesto el individuo, debièndo adaptarse sumisamente desde su infancia, evitando emitir reacciones de protesta u hostilidad para ser aceptado por sus semejantes.
La personalidad, emerge de motivos conscientes e inconscientes generados por patrones que pertenecen a pautas infantiles que se encuentran sumergìdas en el pasado. Estas pautas, aparentan encubrir a los modelos originales de las que proceden, pero haràn su apariciòn como potencia actual ante situaciones de emergencia ponièndo en movimiento al modelo primitivo, repitiendose asi, los comportamientos aprendidos de aquellos modelos como si de una calca se tratarà.Todo lo que se oponga a esas huellas, serà omitìdo o no se tomarà en cuenta. Y lo peor, al entablar contacto con los otros, se eligiràn personas, momentos y espacios que faciliten la repeticiòn de los comportamientos aprendidos. Ello, tambièn, estarà rodeado de los impactos culturales y del medio ambiente que tuvò lugar en la formaciòn de los infantes.
Cuando nuestros momentos actuales se eclipsan o se saturan por repeticiones de un pasado inconcluso o poco entendido, resulta casì imposible disfrutar de los satisfactores del presente y es cuando deberemos de enfocar toda nuestra potencialidad, todos nuestros deseos hacia la modificaciòn de nuestras vidas simuladas, repetitivas y saturadas de modelos y patrones añejos repetitivos optando por comportamientos menos traumàticos, màs operantes y màs sencillos, esforzàndonos al màximo por contactar a cada instante con estrucutras desafiantes, contrarias a nuestros comportamientos clàsicos y ortodoxos que nos imposibilitan para la obtenciòn de placer.
Se trata, ni màs ni menos, de modificar lo vivido en nuestras infancias, de superar a nuestros formadores que nos fijaron a estrucuturas psìquicas predeterminadas. De modificar nuestros entornos sociales que no escogimos libremente. De ir màs allà de lo habituado de nuestras historias, porque donde no hay renovaciòn, reina la muerte. De convertirnos en los Prometeos modernos, deseosos de modificar la existencia humana, de ser LOS DESOBEDIENTES CONSTRUCTIVOS QUE NECESITA EL PLANETA...
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