lunes, 29 de abril de 2013

¿HASTA CUANDO?

Las destrucciones en nuestro planeta, raras veces, por no decir en contadas ocasiones, se suceden dentro del habitat del animal llamado hombre o mujer. Esas destrucciones, se presentan en mucho mayor nùmero en el àmbito que rodea a nuestra naturaleza, en las montañas, en los bosques, en los mares, muy alejadas de las superpobladas selvas asfàlticas.

Quizàs, si esas destrucciones que se le inflingen a diario a nuestro planeta tierra, se diesen en circunstancias que afectaràn directamente al hombre en los lugares que habita, ya habrìamos tomado consciencia de la importancia de vivir de manera no tan destructiva, agresiva y materialista y sobre todo, en contra de otras especies que tambièn se sirven de la madre naturaleza y que no la dañan ni le propician tantos estragos tan negativos como lo hace de manera tan frecuente el Homo Sapiens.

Ojalà que los aerosoles, los humos, los contaminantes, las sustancias tòxicas, produjeran en los organismos humanos situaciones de afectaciòn irreversibles de manera inmediata y palpable, al grado del aniquilamiento, asì como lo hacen irremediablemente en los pinguinos, en los peces, en las aves, en los osos polares que caen aniquilados al instante debido a la desmedida sobresaturaciòn de materias tòxicas volatiles en sus territorios...

No se acaba de comprender que los momentos de alta contingencia ambiental en las grandes metròpolis, son altamente nocivos holìsticamente hablando y que incluyen a las demàs especies de  toda la tierra. Todo esta provocado por la mala calidad de las gasolinas de los autos y por el mal estado mecànico de los automoviles. Por las fàbricas que contaminan los aires, las aguas de los rìos y los mares. Por los pozos petroleros que afectan la estructura atòmica de las particulas alimenticias  y rompen las cadenas ecològicas de los mares y las selvas. Por nuestros comportamientos en el entorno que resultan verdaderamente nocivos y que nos estàn conduciendo rumbo a un mundo de afectaciones naturales irreversibles que ningùn adelanto cientìfico podrà rescatar a tiempo.

Serìa muy conveniente escuchar, algùn dìa, que los terroristas de algùn territorio, el que fuere, colocaron una bomba que hizo volar en pedazos a la fabrica de detergentes instalada en el rìo Mississippi, o que el edificio central de productos quìmicos para pintar automòviles, fue hecho añicos por una bomba colocada por un grupo de activistas. Pero no, se ataca a las vìctimas de las catàstrofes que se suceden a diario en nuestro absurdo mundo, a los màs dèbiles y desprotegidos.

Los grupos que siembran el terror, resultan ser gente enferma, drogadicta, extremistas religiosos fanàticos. Sus ideas, su ideologìa, sus posturas filosòficas- si es que las tienen-, resultan antagònicas a propuestas de vida o propuestas creativas. Todo està enfocado al poder, al dinero y a tratar de que prevalezcan puntos de vista que carecen de sustento humano: Sus embates, sus ataques, se sustentan en asuntos de fe, religiosos o mìsticos. Nada que hable del desarrollo humano, de la mejorìa de la especie, de un cambio de mentalidad...Son tan absurdos los que atacan al sistema, como aquellos que lo sostienen y lo fomentan

¿Quiènes son peores o mejores ? ¿ Los que hacen estallar bombas en nombre del Islam? ¿ Los que presentan bibliotecas llenas de informaciòn manipulada? ¿ Los que golpean a los hambrientos y desempleados españoles? ¿ Los integrantes de una monarquìa corrupta y deshonesta? ¿ Los encapuchados del edificio de la Rectoria de la UNAM? ¿ Las autoridades acadèmicas blandengues colocadas por el sistema? ¿ Los disidentes de la Reforma Educativa ? No hay de dònde escoger!!!
El absurdo existencial nos envuelve, nos desorienta y desalienta...

¿Què es lo que hay que sì hay aceptar?

Que ante tanto abuso, exceso e incongruencia que hemos permitìdo y cometido, la contaminaciòn tòxica si ha afectado nuestros comportamientos y maneras de pensar y aunque no caigamos muertos de manera inmediata como les sucede a nuestros hermanos pinguinos, sì estamos muriendo poco a poco vìctimas de la aberrante y bizarra forma de convivencia que entre todos hemos construìdo, autorizando conscientemente nuestra propia autodestrucciòn: Somos productos de un mundo contaminado ambientalmente y mentalmente, y lo peor, ya lo tomamos como normal y muy pocos hacen algo en serio para evitarlo. Habrìa que recordar aquella fabula del Rey loco desvestido que todos veìan con ropa, al fin que todos sus subditos ya padecìan de la misma locura...

Ficciòn: Cualquier visitante extraterrestre, se asombrarìa de lo que hacemos con nuestro magnìfico planeta. No darìan crèdito de tanta situaciòn equivocada y de manera consciente, que realizamos a diario para facilitar nuestra autodestrucciòn y para aniquilar a las demàs especies que nos enrriquecen. Se quedarìan pasmados de saber de millonarios que aportan dinero para elaborar vacunas contra la polio, cuando se sabe que muchas de esas enfermedades son provocadas por el uso de productos de sus  contaminantes empresas. De seguro esos extraterrestres se reirìan de que el dinero donado por esos explotadores bribones, primero les fue arrebatado por quienes  ahora pretenden  disfrazarse de ayudadores. Los extraterrestres de seguro hablarìan entre ellos del exceso de cinismo de los supuestos salvadores de la humanidad.  Dirìan: ¨ Los terricolas dificilmente aceptan lo espiritual y universalmente valioso, nunca hacen nada que les conduzca a una mayor y verdadera iluminaciòn¨...

La verdad, es que no acabamos de vivir en el recuerdo de las cavernas. La ira primitiva, nos domina desde el fondo de nuestras vidas, de nuestros cerebros: En pleno siglo XXI respondemos de manera por demàs primitiva, actuamos y resolvemos desde nuestras zonas reptilezcas instaladas y recubiertas en el fondo de nuestro màximo òrgano rector: Nuestro temperamento, nuestro caràcter y gustos personales, proyectan prejuicios de origen esencialmente cavernìcolas, deformando la realidad de las cosas.

Estamos sustentados en falsas educaciones, somos producto de apariencias, no hay un sòlo dirigente o acaudalado millonario en el mundo que posea su propio valor o que no estè sustentado en alianzas y negociaciones absurdas atentatorias contra todos que sepa distinguir lo efectivamente valioso y separarlo de lo rechazable e indeseable, aplicando una actitud racional, una actictud de contenido realmente humano...Vivimos instalados en el abuso del lenguaje, en la manipulaciòn y las mentiras eternas, en las triquiñuelas que emboban a las multitudes y que las arrastran hacia una cultura de falsos valores que nunca estàn acordes con la realidad.

Somos como algunos insectos devastadores que acumulan cosas en sus nidos sin ningùn orden y que destruyen todo lo que encuentran a su paso. O como los aràcnidos que elaboran sofisticadas y bellas telarañas pero que no resultan sòlidas. Utiles sòlo para trampear a sus enemigos. Tendrìamos que parecernos a las trabajadoras, incansables, laboriosas e inteligentes abejas que procesan lo que captan y lo convierten en miel para alimento de sus semejantes...

Tenemos que terminar con nuestra contaminaciòn mental, recordando que la sabidurìa es vida organizada, orden, sucesiòn y unidad. Que tambien somos poseedores en nuestros centros cerebrales de una finalidad que impone orden sobre la anarquìa, que es nuestra mente, la que arroja luz sobre esos azarosos mares. Una nueva mente, debe hacer a un lado toda manipulaciòn, toda demagogìa, las falsas educaciones, las apariencias, debe de percibir con mayor y mejor claridad, para que ese entretejido se convierta en pensar organizado. Nuestro pensar, nuestra mente, nace de un esfuerzo activo que da paso al orden y nos auxilia a salir del caos. Nuestras mentes, que enfrentan al mundo,son ordenadores y obedecen a nuestros designios, porque somos nosotros los que  los dictamos. De ahì la importancia de ser crìticos, muy crìticos y severos con nosotros mismos,  lo mismo si nos acarrea felicidad, que si nos produce dolor y todo ello para sistematizarnos y superar a los usurpadores del buen vivir, a los demagogos que tratan de embobarnos docilmente para hacer de nuestro planeta un gran basurero. Debemos de redescubrir y respetar las leyes que rigen a la naturaleza. Tenemos que atrevernos a abandonar nuestras propias cavernas. Se trata del enfrentamiento de paradigmas y de hacer hasta lo imposible para dar paso a un nuevo paradigma màs racional y espiritual que propicie la evoluciòn de nuestra especie humana. ¿Usted hasta cuàndo?

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