domingo, 8 de enero de 2012

EN TERRITORIO TOTONACA





He aquí otro asentamiento Mesoamericano de tiempos remotos de gran envergadura con el que  cuenta el mundo entero.  Se trata no solo de la presentación de un grupo de individuos establecidos en un lugar remoto de selvas desconocidas para el viejo continente, sino de un asentamiento humano de inmensa trascendencia para todos.


Siempre se ha pensado y así quedó registrado en infinidad de documentos históricos que las culturas mesoamericanas fueron simplemente tribus esparcidas por doquier sin costumbres o procesos de vida con identidad propia y con lenguajes afines.  Los descubrimientos más recientes e incluso anteriores demuestran y constatan todo lo contrario.  Fue obra de quienes vinieron a implantar una cultura obsoleta y reprobada en otras latitudes la cual no encontraba ninguna salida viable más que su desprestigiada y desmerecida religión católica, de la cual sí existen documentos de la podredumbre y el atraso infrahumano en el que deambulaban y se movían grandes sectores de población instalados irremediablemente en culpas, miedos y reprimendas sorprendentemente sanguinarias y autorizadas por las autoridades eclesiásticas.

El territorio Totonaca es otra muestra más de la grandeza y creatividad de un conjunto de seres que emigraron de similares puntos geográficos, pero con una cosmovisión de la vida verdaderamente digna de tomarse en cuenta, estudiarse y asimilarse en un mundo tan perdido y desorientado como el que se vivía en las Europas de los imperios romanos o de los pueblos denominados bárbaros, o un poco más adelante en la mismísima Edad Media.  Porque eso, o algo muy similar, es lo que precisamente vive el mundo actual, volviéndose a instalar de manera irremediable en las culpas, miedos y castigos financieros para todos los pueblos del mundo.  Solo haría falta que pudiésemos conquistar otra civilización en cualquier otro planeta del sistema solar y que cometiéramos la misma barbaridad, calamidad y atropello con seres de otras latitudes llevándoles lo nuestro como algo digno de ser aprendido.  Claro, y esto, instalarlo sobre su cultura por nosotros considerarla mejor o superior a lo de ellos.




Las culturas mesoamericanas si contaron y tuvieron un hilo conductor que las hermanaba y las identificaba a unas con otras sin jamás hacer presa a cualquiera de ellas al grado de la extinción, es tarea de este blog, en esta parte que ahora abordamos sobre los territorios de nuestros ancestros, tratando de proporcionar no sólo de manera escrita sino gráfica y presencial la grandeza de un ser humano distinto al europeo y con una cosmovisión de la vida mucho más completa y acabada en muchos menesteres que las mismas culturas del viejo continente, sin dejar de reconocer que todos somos lo mismo y que partimos de puntos similares y que no alcanzaremos el desarrollo que necesitamos mientras no reconozcamos que nadie es ajeno, superior o inferior mientras estemos inmersos en el mismo planeta.

Mucho se ha hablado de que en tiempos similares unos iban más avanzados que los otros y eso también es una mentira, no hay motivos de comparación, se trata solamente de percepciones y cosmovisiones distintas sustentadas en conceptos filosóficos diametralmente opuestos: jamás Cristo (Del cual se tienen muchas dudas sobre su existencia) puede representar más que el Sol, y el hecho de que se diga que aquí no se habían descubierto los metales o sus fusiones o la rueda misma, pueda esto significar supremacía alguna de unos sobre otros.  Se tenía el concepto del círculo y ahí están como muestra los calendarios elaborados en enormes y preciosas piedras que enmarcan la circularidad o los mismos juegos de pelota que también dejan ver situaciones similares.  


Entonces se trata de una percepción muy diferente porque es el hombre quien tiene que hacer los esfuerzos para que las cosas valgan y no abusar de los animales porque existan las ruedas, ya que las Llamas y el Yak en territorios sudamericanos existían desde siempre con otros fines; sino, deberíamos de preguntarnos de dónde surgieron las edificaciones de tan hermosas, bellas, preciosas y sorprendentes pirámides elaboradas y construidas a mano y con el esfuerzo de todos para ofrendarlas a sus dioses, no a los muertos como le hacían en Egipto: pirámides sepulcrales por temores al más allá.  





Nuestras razas mesoamericanas que pertenecen a todo el mundo, le rendían culto a la vida, jamás a la muerte y es sólo el estar presentes en estos majestuosos lugares de bellos edificios para saber que era un honor morir edificando y construyendo en pro de las deidades.

El hilo conductor de estos asentamientos humanos antiquísimos y que se repite en cada uno de los territorios que hemos visitado es la presencia de una serpiente emplumada que hermana a todos en su grandeza.  Son pirámides que señalan a cada momento el culto a la naturaleza, que señalan el respeto de estos insignificantes seres a la majestuosidad del universo, ya se menciona desde esos entonces la mutación de un reptil fusionado a una ave y eso es una idea fundamental de la transformación de la naturaleza, misma que se aplicó a sus vidas y a sus construcciones, sin dejar de incluir una serie de glifos que les permitían relacionarse, convivir y tener actividades comerciales entre todos ¿De dónde entonces se podría sacar que eran menos que los enfermizos, llenos de viruelas y sifilíticos conquistadores europeos, sino que habrían sido ellos mismos quienes por sus distorsiones mentales vinieron a quemar todos los códices y vestigios que señalaban la grandeza y el desarrollo de estas inmensas culturas hermanas que ellos no se podían explicar por contar con mentes confusas y enfermizas apegadas a deseos materiales?  Más bien fue el abuso de la tecnología, el uso de las armas y la ignorancia, lo que sepultó los conocimientos y las aportaciones de nuestros inmensos ancestros y ancestros de todos, porque hay que entender de una buena vez, que todos hemos sido siempre hermanos.


Habría que ver la Pirámide de los Nichos en el Tajín, para darse siquiera una idea de la inmensidad intelectual que se puede requerir para edificar una construcción de esas magnitudes y de esa inmensa belleza.  Habría que sentirse también muy orgulloso del territorio teotihuacano donde había asentamientos de más de 400,000 personas perfectamente ordenadas y disciplinadas bajo un gobierno teocrático que los hermanaba y no los dividía.  Ya hablaremos en su momento de Palenque, de Xochicalco, del mismísimo Teotihuacán, y ya serán ustedes testigos del orgullo que todos debemos de sentir todos por haber tenido a dignos representantes de la civilización humana de los tamaños que fueron estos inmensos seres fundadores del Mayan, del territorio Totonaca y de los demás territorios que Mesoamérica tiene dentro de sus contenidos.  No podemos descartar de ninguna manera Tulum o Tikal en Guatemala ni mucho ¡Jamás! la inmensidad de Machu-Pichu de esos inmensos Incas.  Preparémonos entonces para hacer la digna presentación de nuestros ancestros del territorio Totonaca, parientes y hermanos de todos.





¡Kgalhen! (Bienvenidos en lengua totonaca)
MINCHICA WILA que significa Estás en tu casa (esa idea habla de la hermandad), y esa casa fue construida en el periodo posclásico que data aproximadamente del año 800 D.C., establecida en la costa del Golfo de México y que es precisamente el territorio de la etnia Totonaca, considerada por la UNESCO como patrimonio intangible de la humanidad.  Esta cultura se encontraba vigente a la llegada de los conquistadores españoles.  Se organizaron sociológica y políticamente en señoríos, los más importantes fueron Cempoala, Misantla y Zacatlán.  La clase gobernante era asistida por consejeros y los sacerdotes ocupaban un lugar destacado ya que se encargaban del culto a los dioses – Xipe Totec, QUETZALCÓATL (Serpiente Emplumada), Tlazoltéotl y Mictlantecuhtli-, y llevaban los registros en los códices para hacer las observaciones astronómicas (al igual que los Mayas, Zapotecas y Teotihuacanos) y los cálculos de los calendarios.  Eso daba lugar a las fechas de las ceremonias oficiales, las fiestas y los sacrificios humanos.



El desarrollo de esta cultura también abarcaba una organización económica y el establecimiento de ciudades muy bien planeadas, construidas y organizadas.  Su economía se basaba principalmente en la agricultura.  Contaban con un sistema de riego altamente perfeccionado que aumentaba considerablemente la producción de alimentos y sobre todo lo referido al algodón, los tejidos y la vainilla.  Las cerámicas finas se elaboraban en Quiahuiztlan y en la Isla de Sacrificios, actualmente Veracruz.

 La planificación y organización de estas ciudades sobre todo la del Tajín, que abarcaba una extensa área de aproximadamente 10 km2, donde se encuentra la Pirámide de los Nichos, edificio único en Mesoamérica, estaban lo suficientemente planeadas y organizadas como para captar el agua de lluvia directamente de los techos para ser almacenada en inmensas cisternas y luego conducida hasta los templos y casas por medio de acueductos y caños hechos de mampostería.  Estas obras y otras dan una idea aproximada del desarrollo de la Cultura Totonaca.   

Retornando a la Pirámide de los Nichos, podríamos agregar que su geometría y equilibrio resultan de una gran exquisitez e impacto a primera vista.  Está conformada por siete niveles y su fachada mira hacia el este conjugándose con los 365 nichos que se encuentran a su alrededor.  Cabe señalar que estos nichos poseían en las noches, luz emanada de ceras y pabilos lo cual le otorgaba un realce fantástico a la construcción.  Esta pirámide es el edificio más representativo del Tajín en cuya área se pueden apreciar más de 16 edificaciones similarmente hermosas y bellas.  Se trata de una extensa área en la que se aprecian la Plaza del Arrollo, los 17 juegos de pelota (Igual que los mismos juegos de pelota de las culturas maya, zapoteca y teotihuacana entre otras), el área de Templos y la zona habitacional de los gobernantes y de los demás integrantes de esa extraordinaria cultura.



Como punto final agregaremos que esta cultura es poseedora de un ritual en el que se incluyen aire, música y movimiento, en el que participan 5 danzantes, a los que se les conoce como los indios voladores de Papantla de los cuales cuatro son voladores y uno el Caporal.  Los 5 elementos creadores de vida: agua, tierra, viento y fuego, y como centro el Sol (“Chichini”).  En la “Danza del Volador” se invoca a los cuatro rumbos del universo solicitando la fertilidad de la Madre Tierra (Que conste que no se le rinde culto ni a Jehová, ni a Cristo, ni al inexistente Dios), en esta danza de acuerdo con la cosmovisión Totonaca, el cielo es una deidad masculina con la esencia del fuego, y la tierra es una diosa cuya esencia es el agua, y la conjunción de ambas da la vida (Nada que ver con las esfumaciones de creer en dioses barbados y malvados del pentateuco de los cuales se esperaban favores milagrosos).





En esta danza que se lleva a cabo en una plataforma montada sobre un palo de aproximadamente 30 metros de altura, en la que se instalan los 5 voladores, se toca la flauta y el tambor interpretando distintos sones, con el fin de agradar a los dioses y obtener de ellos la protección para quienes van a llevar a cabo la arriesgada y peligrosa ceremonia.  En las alturas el caporal va al centro, permaneciendo de pie, mientras los otros cuatro voladores se lanzan al vacío al hacer girar la plataforma, evocando así al Sol y a su luz fecundante de vida.  Con un significado místico, los voladores descienden a tierra dando 13 vueltas cada uno, es decir, entre los cuatro dan 52 giros antes de tocar el suelo, y esto es equivalente al número de años de un ciclo mesoamericano.  Una vez descendiendo los cuatro voladores, el caporal que interpreta al Sol, desciende sujetado a una de las cuerdas de los otros voladores personificando al Sol que fecunda la tierra. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario