Alguien golpeó a la puerta.
Toc, toc
-"¿Quién es"? Se escuchó la brusca y cavernosa voz de un anciano.
La persona al escuchar la voz proveniente del interior, se asustó, pero al recordar que sólo se trataba de un anciano sabio, pero enfermo, contestó:
-"Soy un suspirante a la Presidencia de un país tercer- mundista, muy lastimado. Traigo un programa de trabajo que he preparado con mucho esmero. Necesito que lo revises y me des una respuesta.
El anciano cambio de tono y con voz un poco más suave dijo:
- Dame más datos, por favor.
El suspirante ordenando sus pensamientos y con voz firme de dio inicio a la petición:
- Se requiere de cambios integrales en materia de Hacienda para que se eleve la productividad y el empleo. Una Reforma que modernice al gobierno. La política económica debe de enfocarse a construir un país próspero, competitivo, seguro y más justo. Ah!- agregó el suspirante.- Primero el programa y después el hombre, eh?...Se trata de debatir para construir la unidad...
Después de sus palabras, éste suspirante se alejó de la puerta, haciendo suaves ruidos de alivio y placer.
-Ya te escuchè-contestó bruscamente el anciano.- No necesitas ninguna revisión del programa, levanta tus manos y colócalas en tu pecho, cierra tus ojos y concéntrate profundamente.
El suspirante coloco sus manos como se lo había indicado el anciano y cerro fuertemente sus ojos, asegurándose de que nada lo distrajera.
La voz del interior, volvió a cambiar de tono y sonó de nueva cuenta cavernosa, áspera e imperativa.
- Mi respuesta la obtendrás, si contestas una adivinanza. Estás listo?
Afuera el invierno estaba calando hasta en los huesos. La tierra estaba completamente congelada. El suspirante deseaba entrar a la casita del viejecillo y tirarse cerca del fuego, pero tuvo que conformarse con lo que se le ofrecía. Aunque para sus adentros, no dejaba de pensar: " ¿De qué demonios me sirve dar respuesta a una adivinanza?.
-¡Contesta!- Un grito firme del anciano lo retorno a la realidad de inmediato.
- "Ten paciencia sabio anciano-exclamò el suspirante.- ¿De qué me sirve eso?
-"Tonto, necio, estúpido idiota"- profirió el anciano muy molesto.- ¿Quieres mi ayuda o no?
Al suspirante lo único que se le ocurrió contestar de manera apresurada fue:
-Si
- Bien- en el interior, el anciano tomó su barba, la acicaló y frunciendo el entrecejo, dijo firmemente, "adivina programador:
LLEVO UN PARCHE SIN SER TAMBOR,
Y TENGO ANZUELO
SIN SER PESCADOR.
Descifra eso y tendràs mi respuesta".
¡Se pueden imaginar lo contentìsimo que el suspirante se puso cuando escuchò eso!
Cuentan que tanto el anciano, como la casita, desaparecieron al instante y que èl suspirante a la presidencia de aquel paìs tercer mundista, en su furia golpeò con sus manos tan violentamente en el piso que desapareciò tragado por la nieve, yèndose directamente al infierno y nunca màs fuè visto...
Toc, toc
-"¿Quién es"? Se escuchó la brusca y cavernosa voz de un anciano.
La persona al escuchar la voz proveniente del interior, se asustó, pero al recordar que sólo se trataba de un anciano sabio, pero enfermo, contestó:
-"Soy un suspirante a la Presidencia de un país tercer- mundista, muy lastimado. Traigo un programa de trabajo que he preparado con mucho esmero. Necesito que lo revises y me des una respuesta.
El anciano cambio de tono y con voz un poco más suave dijo:
- Dame más datos, por favor.
El suspirante ordenando sus pensamientos y con voz firme de dio inicio a la petición:
- Se requiere de cambios integrales en materia de Hacienda para que se eleve la productividad y el empleo. Una Reforma que modernice al gobierno. La política económica debe de enfocarse a construir un país próspero, competitivo, seguro y más justo. Ah!- agregó el suspirante.- Primero el programa y después el hombre, eh?...Se trata de debatir para construir la unidad...
Después de sus palabras, éste suspirante se alejó de la puerta, haciendo suaves ruidos de alivio y placer.
-Ya te escuchè-contestó bruscamente el anciano.- No necesitas ninguna revisión del programa, levanta tus manos y colócalas en tu pecho, cierra tus ojos y concéntrate profundamente.
El suspirante coloco sus manos como se lo había indicado el anciano y cerro fuertemente sus ojos, asegurándose de que nada lo distrajera.
La voz del interior, volvió a cambiar de tono y sonó de nueva cuenta cavernosa, áspera e imperativa.
- Mi respuesta la obtendrás, si contestas una adivinanza. Estás listo?
Afuera el invierno estaba calando hasta en los huesos. La tierra estaba completamente congelada. El suspirante deseaba entrar a la casita del viejecillo y tirarse cerca del fuego, pero tuvo que conformarse con lo que se le ofrecía. Aunque para sus adentros, no dejaba de pensar: " ¿De qué demonios me sirve dar respuesta a una adivinanza?.
-¡Contesta!- Un grito firme del anciano lo retorno a la realidad de inmediato.
- "Ten paciencia sabio anciano-exclamò el suspirante.- ¿De qué me sirve eso?
-"Tonto, necio, estúpido idiota"- profirió el anciano muy molesto.- ¿Quieres mi ayuda o no?
Al suspirante lo único que se le ocurrió contestar de manera apresurada fue:
-Si
- Bien- en el interior, el anciano tomó su barba, la acicaló y frunciendo el entrecejo, dijo firmemente, "adivina programador:
LLEVO UN PARCHE SIN SER TAMBOR,
Y TENGO ANZUELO
SIN SER PESCADOR.
Descifra eso y tendràs mi respuesta".
¡Se pueden imaginar lo contentìsimo que el suspirante se puso cuando escuchò eso!
Cuentan que tanto el anciano, como la casita, desaparecieron al instante y que èl suspirante a la presidencia de aquel paìs tercer mundista, en su furia golpeò con sus manos tan violentamente en el piso que desapareciò tragado por la nieve, yèndose directamente al infierno y nunca màs fuè visto...
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