martes, 11 de octubre de 2011

ATREVERSE A PENSAR

Imponerse a la injusticia, es quizàs la lucha màs ardua del hombre contra el hombre mismo. Y aùn asì hay quièn se deja cautivar por la violencia y el extremismo.

El universo en el que vivimos, nuestro sistema planetario por ejemplo, en verdad, resulta muy absurdo. Es un lugar donde la mayorìa de sus planetas, sirven para muy poco: los que no son fangosos, son extremadamente calurosos o muy gèlidos y los màs, verdaderamente inhabitables. Por supuesto, que no tienen Dios, ni leyes, ni moral alguna. Nada va bien, todo continuarà mal, o en el mejor de los casos, continuara igual y toda cantidad de cosas, iràn mal. podrìamos decir que esos planetas, son vìctimas de sus circunstancias y la vida allà, es un muy mal negocio.

Es por eso, que en nuestro planeta, estamos obligados, sì, muy obligados a crear un mundo màs justo, ètico, libre, en paz y digno.

No hay duda, de que hemos arribado como humanidad, como civilizaciòn, al momento de que debemos de replegarnos y ser muy moderados. Ya vimos que las guerras, siempre gneran màs violencia. Que el ser acaparadores y explotadores eternamente, conduce a la pobreza de muchos, muchisisimos otros.

Es tiempo de q ue aceptemos como especie, que debemos mejorar las condiciones de vida de todos los habitantes del mundo y acabar con la injusticia y respetar a pie juntillas, los Estados de Derecho. Debemos de implantar, en todos los ciudadanos, ideas que deriven en sanos comportamientos sociales. Para ello, requerimos de un nuevo enfoque cultural educativo, fundamentado en el planteamiento de la defensa de los entimientos hacia el mejoramiento del corazòn y los afectos. Debemos de actualizar las lecciones de los grandes faros de la humanidad con los avances cientìficos y tecnològicos de la modernidad. Debemos de comprender que cuando se dejan de interpretar los hechos que ocurren en el mundo y en el curso del devenir històrico - futurizando, anticipando, previendo - la existencia se disipa en la incoherencia y el absurdo.

Tenemos que romper con las ideas y las costumbres establecidas. Debemos  de atrevernos a cambiar de direcciòn, necesitamos de un rompimiento en el desarrollo del tiempo, nuestras formas culturales y sociales, ya no dan para màs. Hay que dar paso a nuevos modelos de vida. Hay que tener claro que todo fluye y que las cosas como las personas, se transforman en un proceso continuo de nacimiento y destrucciòn que afecta todo y a todos y nadie se escapa. Asi como lo hace nuestra naturaleza al cambiar todos sus climas y eventos atmosfèricos en busca de un equilìbrio distinto. Aceptar que somos y no somos.Hay que modificar nuestras concepciones, nuestro papel en el cosmos infinito y sin señal alguna de otros seres galàcticos.

Los visionarios, viven en dimensiones futuras, ahì visualizan las modificaciones para el presente, los escenarios necesarios. Se trata de genios de la anticipaciòn. Hay que copiarles y trasladar sus hallazgos a nuestras vidas propias. Inventar microchips de interconexiones neuronales. Requerimos de nuevos enfoques en muchas materias. Necesitamos urgentemente una nueva ètica y una nuevo enfoque filosòfico que enrriquezca las direcciones polìticas. Eso urge. no podemos continuar siendo vìctimas del capricho de minorìas inestables o de intereses particulares, porque no nos equivoquemos, esos son nuestros peores enemigos, y lo han sido siempre.

Debemos reconcialiarnos todos en una gran Alianza Mundial y dejar atràs los proyectos enfermizos. Hay que actuar a diario con nuestros mejores ideales por delante haciendo gala de una penetrante obstinaciòn. Tenemos que convertirnos en hèroes que sintetisen la història con celeridad y mostrar en cada una de nuestras acciones lo mejor de cada uno de nosotros, asì podremos dar cuenta de que sì somos capaces de conseguir lo màs sublime.

Somos hijos de nuestras ideas y si logramos mejorarlas, en beneficio de nuestros semejantes y de nosotros mismos, ingresaremos al terreno de la coherencia hermanando sentimientos con pensamiento, palabras y hechos. Deberemos de hacer nuestros mejores esfuerzos para que nuestras sìntesis cognitivas, nos brinden ideas propias y empezar a convertirnos en grandes pensadores, hacedores de una nueva realidad. Porque las ideas autènticas, sumadas a todos los aspectos de la vida, junto con la coherencia de pensamientos, trascienden las fronteras y combaten el desprecio por la moral y la militancia contra la hipocresia. Hay que aniquilar la hipocresia en la que vivimos, y con el lenguaje coloquial que la sostiene, porque los hipòcritas siemrpe disfrazan la verdad, lo cual ha sido y es, socialmente muy peligroso. Ya hemos vivido asi durante mucho tiempo.

Debemos entrar a los tiempos de la coherencia hermandos con nuestros pensamientos y comportamientos y terminar con los extremos de conductas extravagantes que nos estàn conducièndo a todos a la ruina.

Es cierto que no sabemos gran cosa de la naturaleza ùltima de la inteligencia y mucho menos de còmo se forma o genera convirtièndo a alguien en genio. Pero debemos de hacer hasta lo imposible por tratar de imitarlos, de copiarles su concentraciòn, su dedicaciòn que inclusive los hace olvidarse de comer.

Tenemos que dejar de eser autòmatas al margen del pensamiento creativo y de nuestra mejoramiento interior. Abandonemos nuestros mundos de pequeñez que nos impiden pensar con grandeza y hacernos desertores de la realidad, sin tomar en cuenta que existen transfinitos màs allà del infinito que son màs ferrtiles.

Nuestra principal tarea hoy, es la reconciliaciòn entre todos y con todos y todo, porque somos parte del cosmos, aunque resulte absurdo e inhabitable para nosotros, porque hasta el momento,somos sus ùnicos representantes conscientes de èl.

Hay que hacer un alto en el cambio continuo, pero permanecer en la òrbita correcta, en la permanencia, pero en medio del cambio y reordenar todo de nueva cuenta, sabiendo que a un fin, siempre le sigue un nuevo comienzo, asì es como podrìamos dar cumplimiento a nuestro destino de modo duradero.

Pero, no me hagan caso, sòlo me atrevì por un momento a pensar y  a plasmarlo por escrito.

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