viernes, 7 de octubre de 2011

LA CARAVANA

Aquì en tu paìs, la violencia y la inseguridad, se respiran a diario. Nosotros en Israel, ya sabemos cual es el enemigo y sòlo nos cuidamos entre todos de ellos. Pero, acà, cualquiera puede ser un enemigo, estàn por todas partes e inflitrados en todas las instituciones, hasta en la misma poblaciòn civil...

Aquellas palabras, se me introdujeron hasta la mismìsima mèdula, tanto que lo primero que se me vinò a la mente fue en el adios de Porfirio Diaz, caundo partiò rumbo a Francia en el buque El Ipiranga: "¡ Adios, muchas gracias, vivan en Paz y Progreso"! Què ironìa, creo que esas palabras las dijo en
el Puerto de Veracruz. (Gulp!)

Claro que ese Mèxico, sòlo era de los banqueros, de los polìticos, de los aduaneros, de los dueños de haciendas, ranchos, de los abarroteros, industriales, curas, señoras de la alta sociedad y por supuesto, de los inversionistas extranjeros. Nada que ver con nuestro gran pueblo actual que apenas van para la segunda ronda del diàlogo por La Paz con Justicia y Dignidad, en pleno siglo XXI.

En aquellos entonces, poco importaban los millones de campesinos, indios y trabajadores comunes. ¿A quièn podrìan haber importado? Los dirigentes de ese entonces, poco les importaban los plebeyos o la gente poco acaudalada, Jodida y mugrienta.

Algunos sobrevivientes, cercanos a aquellas fechas de los 900s, recuerdan sus noches felices en la metròpoli. Dicen, parecìa muy europèa. Ellos se regocijaban de que hubièse paz verdadera en el paìs. Y como no, ya habìan pasado las de Caìn con tanta guerra. Afirman que en aquel règimen, corrìa el dinero a raudales. Què las construcciones, eran dignas de asombro - imaginen ustedes el Palacio de Bellas Artes o el Edificio de Correos -, ya se habìa podìdo, al fin, aplacar a los indios y todos celebraban la mano dura y firme de Don Porfirio. ¡Todos estaban muy bien, luego entonces el paìs tendrìa que estar muy bien tambièn!

Uno de mis  ancianos interlocutores, me decia:
-" Hay recuerdos que nos persiguen toda la vida, van acompañados de la fuerza intensa de la poca memoria que aùn nos queda"...

No cabe duda, que estamos regìdos por el azar y en un lugar de una buena partida de ajedrèz, jugamos a los dados con la vida:

-¡Ay! El grito desgarrador de la muerte, la maldiciòn insoportable que siempre nos persigue y se encuentra a la vuelta de cualquier esquina. Amparad a los de la Caravana, eso clamamos a los Dioses. ¡Ah! y que se les conceda la victoria ante el tirano absurdo ese, por el bien de todos...Era una voz potente y clara que salìa de la oscuridad, emanaba de una silueta a la que apenas se le distinguìa el rostro en la penumbra.

- ¿Buenas noticias?- Dijo Javo.
-Para nada - replicò un organizador.-Le estàn dando muchas vueltas al asunto y ya metieròn a los millonarios esos, de esas organizaciones fantasmas. Dicen, que ya tienes mucho protagonismo. La pospusieron para el 14 de Octubre.

El autobùs se habìa detenido un momento para recibir al emisario. El lado izquierdo de la carretera, estaba bordeado por unos sauces muy crecìdos y el derecho por unos pinos no muy altos y bien presentados. El transitar de la Caravana, habìa sido muy largo y agotador.
- Conque el 14 al anochecer, eh?- repitiò Javo a varios de los organizadores de la cruzada. Sus ojos se clavaron en todos los ahì reunìdos a quiènes el interès se les incrementò notoriamente: Unos se pusieron en tensiòn, otros se acomodaròn inquietos en el asiento del camiòn que los transportaba rumbo a Morabia. Javo sostuvo la mirada, sin perder la calma y, pasados unos instantes,  con la boca seca, esbozò algo parecìdo a una sonrrisa.
-Bien, muy bien,  ¿ y esa informaciòn de dònde vino?
-De esa fuente de la que ya hemos hablado.- Respondiò el organizador, al tiempo que  nerviosamente sonrriò y comento:
- Mi fuente me advirtiò que los del gobierno, planean dar informaciòn  falsa a la poblaciòn civil. No serìa la primera vez; todos sabemos que asì operan, creen que ya somos un movimiento muy vulnerable.
-En eso estàn muy equivocados  ¿no? - Intervino un viejecito gordo, rechoncho, desde uno de los asientos del autobus, a escaza distancia de Javo; soltò una risita y algunos lo imitaron.

Pero Javo no riò; dejaba vagar su nirada al tiempo que giraba su cuerpo para tomar asiento, al parecer absorto en sus pensamientos.
-Javo- continuo el organizador-, se cree que utilizaràn a un destacamento de oradores, para confundir  a la opiniòn pùblica y que no le vayas a hacer como en la primera plàtica, arrinconando al mandatario, con testimonios de gente dolìda que lo doblen.

Javo levantò la mano como una señal de desprecio, mientras le dirigìa de nuevo la palabra a su compañero:
- ¿ Dònde piensan esconder la verdad ? ¡ Al demonio con eso !

Los que se hallaban cerca, se mostraron impresionados. El informante descendiò del autobus, arrancaròn, torcieron a la derecha y volvieròn a tomar el camino ancho de la super carretera, se aproximaban a la zona de curvas. En el camiòn, reinaba un silencio sepulcral, sòlo se veìa la oscuridad al final del camino -un hombre de cara alargada y un poco deforme-, le diò una palmada en la espalda.

-Algo es algo, Javo,  pero creo que no deberemos basar  todos nuestros planes y esperanzas en un necio. ¿Què  opinas?

-Javo con un ligero movimiento de cabeza concediò. Ya habìan ingresado en la zona de curvas y agarràndose con fuerza del respaldo del asiento, con la mirada fija sin parpadear, se puso de pie y les grito a todos los que iban en el mismo camiòn:
-¡ FIRMES Y DIGNOS !

Cuentan que el dueño de la silla presidencial de ese paìs, fue expulsado y que sus ùltimas palabras antes de abordar el Concord  fueron: " A este paìs, sòlo lo pueden hacer funcionar los extranjeros"...
Uno de los acomodadores de equipaje de la nave, le grito: ¡"Chifle usted a su mauser"!

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