lunes, 17 de octubre de 2011

LA LUZ

¿Has visto llover?
 El sujeto levantó los ojos, miró hacia el cielo y en ese preciso momento, retumbó un rayo  que los dejos cegados por su destello.
¿ por qué me preguntas eso ?
-Mire hacia allí, por favor-dijo, señalando.- Ya empieza a llover. Con un rostro amable saludó a ,las primeras gotas y con una sonrisa les dio la bienvenida.
-Sabe, las gotas de lluvia son besos.
- ¿Y las caricias?
- Ah! Esas son el agua evaporada de la lluvia que sube hasta el cielo.
-La lluvia entonces es un acto de amor!- Ambos se quedaron muy impresionados. Se mojaban en La Plaza Pública. Una estrella se desprendía del firmamento, estaba enfrente de las nubes grises que presagiaban una gran tormenta. Algún día todos nos adaptaremos a la oscuridad, poco a poco. Mientras la luz obtenida, en èpocas tormentosas, sea bienvenida y demos las gracias.
Nos remontaremos a la infancia de los pueblos, al tiempo que nada se sabía, en que todo era un misterio y lo inexplicable no se podía explicar más que a través de ficciones y era así como se conocía la realidad.
Todos los pueblos, de todos los tiempos le han rendido culto al sol. Sin embargo el primer culto del que tenemos conocimiento es el referido al fuego, aquellos hombres de las cavernas admiraba la llama de los volcanes, los fuegos de los bosques, las fosforescencias de los pastizales los efímeros fuegos de  los pantanos y más adelante, el calor humeante  procedente del frotamiento de los trozos de madera  o la chispa que brotaba del choque de dos piedras. Pero, se preguntaban ¿Cómo capturar esas llamas danzarinas, revoloteantes  y espantadizas? ¿Cómo llevarlas al hogar para dar calor y luz? .Esas llamas siempre se agotaban y aunque volvían a aparecer aquí y allá misteriosamente volvían a huir de manera continua y constante. ¿Quién enviaría ese fuego?-Se preguntaban-.
Los griegos cuentan que fueron ellos a través de un titán .Se dice que se trataba de un dios creador. Noto que entre todos los seres vivientes no había uno capaz de descubrir, estudiar, o utilizar las fuerzas de la naturaleza. Alguien que pudiera establecer entre ellos el orden y la armonía o descubrir la esencia de las cosas. Se cuenta que entonces ese titán  con barro hizo al hombre.
Un día, una diosa le ofreció ayuda para perfeccionar su obra. El titán le pidió entonces que lo condujera a las regiones celestes para seleccionar, lo que mejor le conviniera a su creación ;así fue como ese titán valeroso alcanzo el cielo de donde arrebato a los dioses el fuego ,elemento indispensable para los quehaceres humanos. Ese fuego fue tomado del carro del sol, por eso su procedencia es divina y por eso ,todos los seres del planeta tierra somos hijos del sol.
También cuentan ,que otra hermosa mujer visito al Titán, enviada por el padre de los dioses, quien estaba muy irritado por el atentado cometido en el cielo por el valeroso e intrépido joven. Aquella mujer llevaba como obsequio una caja de regalo ,misma que no fue aceptada por el titán ,pero uno de sus hermanos se quedo con la hermosa mujer, la tomo como esposa y la caja resulto ser fatal y al ser abierta, dejo escapar todos los males que desde entonces aquejan al universo. Comentan los griegos que hubo una diosa que no alcanzo a salir y quedo en la caja que se cerro herméticamente  como si de una esperanza para tanto mal, se tratara.
El padre de los dioses mando a  castigar al valiente y arrojado titán, encadenándolo a una roca para que una águila le devorara las entrañas eternamente.
La diosa que quedo oculta en la caja, cuentan, ha permitido a la humanidad soportar todas las calamidades. El padre de los dioses, a fin de cuentas ,mando a otro titán a liberar al primer portador del fuego divino pues una vez traído a la tierra, permitía a los humanos, comunicarse por el pensamiento con los dioses, rendirles tributo, y abarcar con su inteligencia, no solo el mundo visible, sino también el invisible. Y eso le agradò.    
Los corazones de todos los que recibíamos y recibimos  la luz de nuestro maestro,  proferimos  un gemido terrible que penetra hasta los huesos, pero somos respetuosos de la dama de vestiduras vaporosas que jugueteando con el viento y la lluvia, se detuvo en la plaza pública, haciendo expansivas las siguientes palabras: “Esta es la última vez que nos encontramos. Con esa convicción digo adiós”. Y nosotros te decimos a ti maestro, amigo, faro en nuestras tinieblas,  èpocas lluviosas y tormentosas, muchas, muchas gracias por tu inmensa luz.

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