sábado, 22 de octubre de 2011

LA LENGUA

 ¡Aaaaaay, aaaaay de mis hijooooooos, que serà de mis hijoooooos!
  Gritaba la Diosa Cihuacoatl, protectora de la Raza, angustiada decìa:
- ¡Ay hijos mìos, ha llegado la hora de sus destrucciòn!
  ...Y en efecto, un dìa que dos personas discutìan sobre los males y las virtudes del mundo, llamaròn a un amigo para que les diera diera su opiniòn sobre lo que discutìan, ya que no podìan llegar a ningùn acuerdo por lo encontrado de sus posturas.
- Què opinas tù, acerca de los males y virtudes que aquejan al mundo?
   Los mirò fijamente a ambos y respondiò con gran prontitud.
-La mayor virtud  y mal de nuestro mundo, se vende en las carnicerìas.
- ¿A què te refieres?- dijo sorprendido uno de ellos-.¡Este està màs loco que nosotros!
  Mientras tanto, el otro amigo se levantò de su asiento y caminò hacia èl. No podìa imaginar lo que tramaba. Cerrò los ojos e intentò ordenar sus ideas. La discusiòn anterior, ya habìa sido un infierno, como para que surgiera otra màs complicada. Esbozò una leve sonrrisa y lo retò:
- Explica bièn lo que tienes que decir y ¡dàte prisa! -lo apremiò-.¿ Tienes seguridad de lo que estas dicièndo?
-Oh, sì, ¡por el amor de Dios! ¡Esto no es ninguna broma! Lo que he dicho es verdad y se los puedo probar.
Los amigos en disputa, no comprendìan bien el mensaje implìcito de aquella afirmaciòn. Pero se les percibia ansiosos por recibir ese tipo de informaciòn.
- Escucha- rabiò uno de ellos-. Si lo que dices es cierto- lo volviò a retar-, lo cual pongo en duda. ¿ Còmo lo puedes demostrar?
El mediador guardò silencio un instante.
- Si ustedes me lo permiten, vamos a una carnicerìa y ahì mismo se los explico.
Salieron los tres amigos muy apresurados y en cuestiòn de minutos, llegaron a la carnicerìa.
- Aquì tienen esta vaca recien llegada del rastro, de talla extrarechoncha- dijo empujàndolos un poco a ambos hacia el animal que colgaba de un gancho en un rincòn del local.
A uno de los amigos, le desagradaban los olores a sangre y  las moscas que revoloteaban al rededor, y no dejaba de murmurar obcenidades por haber aceptado el reto. Mientras el otro, examinaba al animal de cerca. Se oyò un siseo y el carnicero empezò  a lavarle el ocico a la vaca, abrièndoselo lo màs ancho que se podìa.
-¡Espera un maldito minuto!- dijo uno de ellos, alzando el tono de voz ¿ Y todo esto?  ¿Te das cuenta de lo que estas hacièndo? ¡No voy a permitir una broma!- exclamò.
El mediador entrecerrò los ojos.
-¡ Ya se los dije, esto no se trata de ninguna broma!- gritò el mediador.- ¿Quieren  o no quieren ver de lo que se trata?- dijo con voz rasposa.
Ambos inclinaron la cabeza. Ya estaban enganchàndose con el asunto. El juego de su amigo les estaba inquietando sobre manera y ya habìan caìdo en la curiosidad. Se acercaròn màs al animal y trataron de ver algo adentro de sus ocico. Se rieron por lo bajo, mientras continuaban observando detenidamenete.
- ¿què ven ?- preguntò el mediador.
-¡ La lengua!- dijeron al unìsono los dos empujàndose.
El carnicero le estaba dando una tajada con la herramienta màs filosa de su negocio y la colocò en una bandeja de peltre blanco. En los ojos de los tres habìa asombro, se trataba de una gran  y gruesa lengua.
- Amigos-dijo triunfalmente el mediador-, la lengua es realmente la mayor de las virtudes y a la vez el mayor mal del mundo.
Ambos parecìan incrèdulos. El carnicero no podìa ocultar sus satisfacciòn, al fin y al cabo la vaca le pertenecìa. Los mirò a los tres con ojos compasivos y arremetiò.
-¿ La van a comprar?
-Lo siento, pero a mi primero me explican de que se trata todo esto.- dijo uno de ellos con ojos frìos clavados en la gran lengua grisàcea que yacìa en el extraño recipiente.El otro, que daba la impresiòn de estar màs en confusiòn que molesto, conminò al mediador a continuar con su explicaciòn, profirièndo un gesto burlòn que oscurecìa su rosrtro. Le hizo una seña para que continuarà.
-Con la lengua podemos consolar , enseñar, aliviar. Decimos "si" o "no" ¡Yo te amo!
Los amigos al escuchar eso, no sabìan que pensar. Dieròn unos pasos hacia atràs. El corazòn les latìa con fuerza en el pecho a ambos. Uno de ellos de pronto rompio el silencio y con una voz que sonò furiosa dijo:
-¿Què?
El carnicero, sospechando lo peor, empujò la bandeja hacia ellos e insistiò.
-¿ la van a comprar o no ?
- ¡Ahora no. No hable!- lo impugnaròn.
El mediador, miro de soslayo al carnicero. Guardo silencio unos instantes y volviò a la carga.
-Tambièn a travès de la lengua se traman intrigas, violencia verbal, es la madre de todas las discuciones: Todo puede ser corrompìdo y presentado como algo vulgar y sin sentido. Se puede mediante ella, ser majadero. Con la lengua decimos mentiras, engañamos. Los polìticos engañan mucho con ella. Dicen: "Muere maldito Secretario, aniquilador de sindicatos".  " Canalla, demonio, poco hombre". Con la lengua hay quièn grita:
¡Buenos para nada, ustedes, me queda claro, no saben legislar!
La voz del mediador sonaba efusiva, no habia forma de que los amigos no  la escucharàn, no dando crèdito de lo que oìan. Y continuò.
- A travès de la lengua, se establecen las discusiones y los mal entendidos que llevan al desequilìbrio social.
¿Pueden objetar algo?- Indagò el mediador.
-¡Basta! No sè a què estes jugando, pero no vamos a caer en màs alegaciones absurdas- replicò uno de ellos.
Se hizo un silencio sepulcral en la carnicerìa. El carnicero se encontraba  guardàndo la  lengua en el congelador, sin proferir palabra alguna. Nadie se atrevìa a abrir la boca para hablar. Nadie era capaz de pronunciar una sola palabra.

Moraleja: Es tiempo en Mèxico  de que los seudo dirigentes, cuiden su lengua y endulcen sus palabras con acciones mejores, en beneficio de las grandes mayorìas.

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