domingo, 27 de mayo de 2012

LA AGENDA

Recuerdo que en mis años mozos de estudiante, el maestro Gómez Robleda nos motivó para ser eternos portadores de un cuadernillo extraño al que llamaba agenda: “Quiero que se obliguen agendar todo de ahora en adelante”…  Con ese tipo de motivaciones demócratas, no nos quedaba otra que la misma rebelión: “Yo no agendaré nada nunca, eso se me hace una estupidez” -. Me decía para mis adentros.
La verdad, es que poseía una magnífica memoria y me podía dar el lujo de guardar cualquier tipo de dato en mi cerebro y rescatarlo cuando quisiera, por lo tanto no requería apuntar nada para recordar mis obligaciones o mis compromisos.  Además, casi siempre perdía las agendas o tenía tan pocos e insignificantes compromisos que resultaba muy costoso tener una libretita de piel como la que se nos pedía, lo cual me provocaba risa y mucha pena al mismo tiempo, pero al parecer no había escapatoria, pues el obsesivo maestro Robleda obligaba a todos a portarla a cambio de otorgarles puntos extras en su materia.  Para el maestro, ese tipo de acción le resultaba de lo más sensacional y emocionante, se podría decir que incluso que le provocaba éxtasis, lo cual se le podía apreciar en su rostro: La piel de su cara se parecía a la piel con la que se hace chicharrón, corrugada, prieta y seca.  Se trataba de un pobresor chaparro y flaco muy anticuado que a mí siempre me dio la impresión que nunca tuvo novia y mucho menos esposa.
También recuerdo que en alguna ocasión le pregunté que si era o no posible alterar lo agendado y para mi sorpresa, me contestó que por supuesto, pero que debía de pasar las citas a otras fechas en la misma agenda y dejar constado las causas de lo que había sucedido.  Esa respuesta, primero me sorprendió y después me hizo sentir muy alivianado porque me dije: “Coño, en algo puedo ser libre con este pinche viejo”…
Entonces, las agendas y lo agendado en ellas, son puras pamplinas e incluso se las puede uno saltar y no le importa mas que a uno mismo… Ahí fue cuando dio principio mi carrera de terapeuta no ortodoxo, ni convencional: La terapia valemadrista y minimalista y humanista.
Al fin, había podido entender a Maslow, a Rogers y al mismísimo Fritz Perls, sobre todo, a este último quien también era un terapeuta valemadrista y altamente vivencial, y trasladar ese hallazgo a toda actividad de mi existencia: Viva la libertad con mucho libertinaje humanista.
¿Cómo es posible, que a esos estúpidos idiotas de los pseudocandidatos a la presidencia del país, se les permita y respete su agenda que a nadie respeta, ni a nadie satisface, ni mucho menos refleja?
Veamos:
“No habrá lugar para corruptos en mi proyecto”
Pero ¿Cómo? ¡Un cambio de agenda de último momento! ¿Es que en el tricolor también dan puntos extras por hacer fintas con la agenda? ¡Un burro que no incluye a otros asnos!... Habría que ver para creer… ¡Ese compromiso si hay que agendarlo! Aunque diría mi maestro Gómez Robleda: “¡Les faltan los tiempos y las fechas, hijos! Siempre precisen…” Jajajajajajajajajajaja (Risas).

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