jueves, 2 de agosto de 2012

...Y LOS DIOSES DONDE ESTAN?

Ah còmo enseña el deporte!!! Es que ganar es cuestiòn de los Dioses? Todos los deportistas, envìan su mirada a las alturas, miran hacia el cielo, cuando piden algo o cuando agradecen algo. Es que hay alguien ahì?

NO HAY NADIE!!!! Los dioses son un invento y sino, pregùntenle a los griegos que inventaron muchisisimos y ahora en el mundo moderno nos los auxilian en nada y en aquel entonces tampoco.Se ayudaban por sus contenidos ideològicos, por su fortaleza fìsica, mental y espiritual..

El asunto de pedir o invocar a esos siniestros personajes, està màs relacionado con nuestros prejuicios y nuestros temores, que con una deidad existente en algùn lugar o territorio màs allà de està fabulosa tierra,,,

Somos producto de una serie de circunstancias azarosas bioquìmicas que se han dado a lo largo de nuestra  muy larga existencia. Todo lo demàs es inventado, hasta nuestras desgracias mismas, Esas las llevan a cabo una serie de bribones que jamàs han creìdo en nada ni en nadie y que ademàs, sus fechorìas y atropellos que les infringen a otros, no les causan ninguna molestia o culpa. Ahì estàn los deshonestos competidores asiaticos (algunos )  acomodando partidos para obtener una presea, tan falsa como son ellos mismos y sus culturas, repletas de dioses y supersticiones que inclusive, se mofan del màximo Dios Zeus por quièn se crearon los mismisimos juegos oliìmpicos y  quien ya les habìa advertido que lo mejor es jugar limpio, pero, al parcer eso no  acaba de entenderse en el mundo moderno y en ningùn otro mundo anterior.  El animal humano siempre ha sido muy tramposo...

El triunfo y la derrota, si estàn intimamente relacionados con nuestros contenidos mentales y nuestras experiencias y no con los favores que pudiesemos recibir por parte de algùn Dios de cualquiera de las religiones existentes, tambien inventadas y burladas a cada instante por sus supuestos seguidores. Se triunfa por el aprovechamiento de ciertas cualidades que los contrincantes no poseen o que no pueden poner en juego en el instante mismo de las exigencias de una competencia.

Primero se trata de dominar la disciplina a la que el competidor se dedica. Despuès, de llevar a cabo esfuerzos sostenidos para mantenerse en buena forma y muy bien capacitado. Luego practicar y practicar muchas horas todos los dias durante años. Todo ello, para que aparezca un dia la fecha de una competiciòn en la que se tenga que hacer gala de lo adquirido y practicado para dejarlo ver a quienes presencian la justa deportiva y sobre todo a quienes vayan a calificar y certificar la calidad de los competidores en dicho evento...

Las competiciones deportivas, son altamente comparativas. Se trata de ver quièn o quiènes son los mejores atletas. Cada quièn tiene que mostrar sus mejores cualidades y aciertos para obtener el triunfo. ¿Pero que sucede, cuando todos los participantes, como es el caso de una olimpiada, se encuentran y resulta que todos ellos, han realizado, casì, los mismos esfuerzos y entrenamientos por muchos años y poseen cualidades muy similares?

¡¡¡Que sòlo seràn merecedores de medallas y distinciones, todos aquellos que hayan podido dominar de  manera perfecta sus emociones y alteraciones nerviosas, es decir, los que muestren y sostengan el temple que les otorgue la posibilidad de la sincronìa divina....

Se trata pues, de un esfuerzo, no fìsico, sino mental...Y yo dirìa que hasta espiritual!!! Y ahì es donde radica la diferencia entre los deportistas de muy alto rendimiento, acostumbrados a realizar, siempre, lo mejor de sì mismos e inclusive de morirse en la raya misma, con tal de resultar ser los triunfadores en su especialidad.

El temple ( se dice: de ACERO! ) cosnsite en llevar a cabo un esfuerzo de concentraciòn sostenido que no de cabida a la menor distracciòn posible para alcanzar la sincronìa. Se trata de primero, poner en orden todo lo llevado a cabo en los entrenamientos y las practicas, es decir, lo fìsico. Estar muy convencidos de la capacidad competitiva que se posee y que no importa a quièn tengamos enfrente, sea chico o grande o de cualquier color o prestigio estadìstico ( El Sud Africano, destronò al multicampeòn Norteamericano, por milesismas!!!) lo importante es estar muy convencidos de nosotros mismos y de que todo es posible y de que lo vamos a lograr. Esta postura da paso a lo estrictamente mental y espiritual. Zeus hablaba de que los deportistas, debìan de ser  poseedores de un buen comportamiento y de estar saludables. Por supuesto!!! No les pedia invoquenme a mì o pidanme a mi el triunfo, no, sean competidores sanos, decia, y no cometan abusos con sus organismos, sino los castigarè.

Y de eso se trata lo mental y espiritual en el deporte: Ser sanos en todos los aspectos y en la totalidad. No se trata de peticiones a los dioses, o de buenas y malas vibras o de que un pueblo invoque frecuencias de muy alta vibraciòn, para que su deportista salga victorioso, y mucho menos de echarle ganas al asunto. Imginese nada màs que el Dios koreano, sea o resulte mejor que el de los mexicanos o los alemanes o nortemairicanos, nada màs eso faltaba!!! Todo eso es de mucha risa.

No, el triunfo, ante competidores de la misma talla, es sòlo cuestiòn de temple. De un temple que se consigue a base de adquirir cualidades, pulirlas, practicarlas y dejarlas fluir en los momentos de grandes exigencias, sin desconcentrarse ningùn instante para que se dè la sincronìa. Es cuestiòn de segundos: Es una especie de vacio en donde se instala el deportista y se pone en armonìa y sintonìa consigo mismo y con su gran capacidad  mental conectàndose con su parte màs fina que es la zona espiritual, y desde ahì, con un esfuerzo sostenido, que dura tan sòlo unos instantes, realizar su acciòn de manera fluida siendo uno con el acto realizado, para poder alcanzar  asì, el 100% de su rendimiento global en absoluta y total sinronìa.

Es muy importante señalar, que el fluir de la acciòn triunfadora, se vera exigido por el momento del acto de competiciòn en sì mismo y que es precisamente el esfuerzo del temple, el que exenta al competidor del escenario real y de cualquier distracciòn y lo conduce al territorio espiritual, olvidàndose de todo lo que lo rodea, para convertirse en la unidad total, hacièndo un todo integral con todo, por eso se triunfa: Soy el arco, soy la flecha, soy el blanco, no existo, sòlo fluyo y me dejo ir...Rumbo al triunfo!!! Alcanzo y obtengo la sincronìa Divina.

La arquera mexicana, se desconcentrò en los instantes decisivos de la competiciòn, no supo aprovechar los fallos  mentales y espirituales de la arquera koreana, experta en la meditaciòn. Cuando la competiciòn entrò al tiro decisivo, y hubo un espacio de espera, la arquera mexicana, se puso a sonrreir con su entrenador, es decir, se vaciò, dejo ir en esas sonrrisas nerviosas, toda su concentraciòn espiritual que la sostenìa con vida en la competencia, se relajo, lo hizo antes del momento crucial Rompiò la sincronìa. Cuando hubo que realizar el ùltimo disparo definitorio de la difìcil y apretada competencia -tan sòlo un nueve para salir triunfadora- ya no hubo la concentraciòn anterior, estaba suelta ya no existìa el temple necesario, se habìa aflojado, la unidad habia desaparecido, volviò a ser doble,  la sincronìa ya era muy difìcil volverla a recuperar, apenas si logrò un ocho de empate y con ello se diluyò la gran posibilidad del oro olìmpico y se lo adjudicò una koreana igual de desconcentrada y presionada.

...Y los dioses dònde estàn?  Para que enfrentarlos a ellos, para què invocarlos, para què exponer a la derrota a todo un pueblo que le echo todas las buenas vibras y ganas al asunto desde la televisòn en sus hogares, si tan sòlo se trata de una cuestiòn de temple y de concentraciòn muy fina y sostenida por unos cuantos segundos, llamada sincronìa...Y los dioses ? No existen!!! ¿ dònde estàn?




( Continuara...regreso en un rato)

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