martes, 17 de julio de 2012

EL DESTINO.

La gran mayorìa de las mujeres, siempre guardan la ilusiòn de conseguir un buen partido para sus vidas: La llegada del principe azul. Se viven eternamente engañadas desde niñas. Viven como cuando las educaron: No te salgas! No te juntes con los niños! Ven a ayudarme! Una educaciòn basada en impedimentos y òrdenes que limitan las posibilidades de su desarrollo y que nada bueno les deja en sus vidas adultas.

Las mujeres, en verdad que sì creen que un dìa podrìa llegar  a sus vidas el tan añorado amado, el prince liberador y buen amante del que sus padres y sobre todo  la madre, les platicaron. Lo que sì les sucede y con mucha frecuencia, es volver a servir a otros a quienes a final de la historia, pasaran a odiar y a despreciar tanto -en la gran mayorìa de los casos-,  que por su rebeliòn seràn despreciadas, desvalorizadas y devaluadas, cuando màs bien les va, porque a otras, sòlo les queda como camino la esclavitud y el desprecio sin derecho a enfermarse nunca, siendo eternas cuidadoras, protectoras y servidoras de los hijos y despues de los nietos.  Un pasado infantil que las condenò sin escpatoria alguna, dando vueltas y vueltas  en cìrculo para llegar al punto de donde partieron  engañadas cuando niñas.

-Te amo y lo sabes bien Ricardo...
- Sì, pero no puedo hacer nada por el momento. No tengo dinero con que hacer frente al compromiso que me planteas. No pierdas tu tiempo conmigo Alejandra. ¿Sabes que puedes aprovechar tu hermosura con otros muy buenos partidos?
Se hizo un silencio sepulcral en el saloncito donde platicaban ambos. Alejandra paso saliva con dificultad y sin que se le quebrara la voz, contestò:
-No espero a otros partidos. Què no lo entiendes? El amor que he encontrado contigo me es màs que suficiente. Querìa amar a alguien y lo he encontrado en tì, Ricardo.

El silencio volviò a flotar en el ambiente.Reinaba la cautela. Los sentimientos de ambos no afloraban del todo. La luna llena que se dejaba ver por el cristal de la ventana, parecìa una gran làmpara como esas de escenografìa montada en un set diseñado especialmente para ese momento que anunciaba una gran intensidad emotiva. Algo decia que la sinceridad era lo que màs escaseaba en esa pareja. Ella se apreciaba recia y muy firme en la expresiòn de sus palabras. Contestaba con un gran càlculo. De manera muy intelectual sin dejar ver sus sentimientos femeninos. Alejandra habìa conocìdo a Ricardo, apenas 15 dìas atràs.
-Alejandra, no puedo obligarte a que reflexiones - se refiriò a ella con mucha seriedad-. No doy crèdito a que te puedas enamorar de mi tan ràpido.
-Sì, ya lo has mencionado. Pero yo soy una mujer muy intensa y sè cuando mis sentimientos son reales y cuando no.- Podrìamos disfrutar muchìsimo nuestra relaciòn. ¿ No lo crees tù asì, Ricardo?
-La verdad, sì querida, el problema es que no tengo un sòlo centavo para un noviazgo contigo. Yo no tengo dinero para emprender nada y para un matrimonio  mucho menos.- dijo  Ricardo salièndo del paso apresuradamente, dirigiendo su mirada hacia la ventana desde donde se podìa apreciar todavìa la luna.

Alejandra insistiò una vez màs. Sabìa que Ricardo en dos años, se convertirìa en un hombre multimillonario. Era exactamente el prince azul que todas las mujeres esperaban.
-Te amo bien, Ricardo y puedo esperar el tiempo que sea necesario para que hagas dinero. Incluso yo tambièn puedo ayudar trabajando fuerte y asì casarnos en un futuro cercano.
-Mira, querida, jamàs he trabajado, ni nunca he hecho  nada de provecho. Recibo una pensiòn modesta que me dejaron mis padres antes de morir. Y lo menos que quiero para tì, es esclavizarte en algùn trabajo burocràtico cuyo sueldo no alcanzarìa para nada. Yo no soy ningùn prince azul para nadie. Ahora,  perdòname- mirò el reloj que estaba colgado en la pared-, debo marcharme, el ùltimo metro sale dentro de una hora. Me tengo que ir...
Alejandra, no perdìa el control de sus emociones que las tenìa  en ese momento a flor de piel.
¡ Tengo una idea!
-Pues guàrdatela - le aconsejo Ricardo de inmediato-: Hoy ya has tenido bastantes y te veo tan entusiasmada que te podrìas correr el riesgo de  quedar completamente vacìa.
- No te comportes asì, Richy. ¡Què verguenza! Mi idea era decirte que cuando vuelvas por acà, bùscame amigo- Alejandra lo beso en la boca y se resigno a perder a su tan añorado y esperado principe azul.
Un año entero la enamorada y apasionada chica, estuvo lloràndole a su gran prospecto, fue tanto su llanto que se hizo necesario llevarla a un hospital para que le pusieran inyecciones de agua salada. Cuentan las malas lenguas que sus pasiones se desbordaron tanto que rodo y rodo como una cànica hasta caer en el vicio.
¡ Eso es todo !...




















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