martes, 20 de septiembre de 2011

EL AGORA

El Agora allà por los siglos IV y V constituìa un espacio abierto donde la gente debatìa sobre polìtica, discutìa leyes, intercambiaba ideas y reflexiones. La Academia de Platòn por ejemplo o el mismo Liceo del ilustre e inmenso Aristòteles.
Las abadìas, eran muy distintas, eran lugares oscuros, ocultos, frìos, donde el silencio era obligado. Se alumbraban con velas y olìan a humedad y a tinta. El rasgar de las plumas en los pergaminos, era lo ùnico que irrumpìa ese silencio sepulcral. Quièn no recuerda como ejemplo, la hermosa pelìcula "En nombre de la Rosa, basada en la novela de Humberto Eco?
Aquella Europa Medieval, donde los monasterios eran los principales centros de sabidurìa de entonces, donde los escribas monjes: Copiaban, decoraban, iluminaban, clasificaban y encuadernaban a lo largo de todas sus vidas, cartas, papiros y còdices. Documentos guardianes de una gran parte de la cultura que aùn nos sostiene en nuestros dìas. Las bibliotecas monacales, se convirtieron en un excelente escondite para resguardar el conocimiento de la època y la informaciòn de aquellos tiempos.

A finales del siglo XVII, algunos reyes europèos, inteligentemente, se abocaròn, pese a su absolutismo, a conciliarse con las grandes ideas de los pensadores màs audaces de su època y todo, para colocarse a la vanguardia del progreso en sus sociedades. Fue asì que pudìmos conocer el contenido de algunos perseguidos filòsofos iluminados: Voltaire. Por ejemplo.

Los monarcas, pedìan a esos hombres que trasladaràn sus tratados y teorìas a la pràctica. Eran asesores de los reyes, que vivìan en las suntuosas, glamurosas y ostentosas cortes europèas. Aquellos, inteligentes dirigentes reales, convirtieròn varios de sus palacios en espacios dedicados al arte y al estudio. Descartes, fue el intelectual guìa de Cristina de Suecia. Voltaire, gran faro de erudicciòn y sabidurìa, fue asesor y consejero de Federico II de Prusia, quièn lo defendìa de sus màs acèrrimos enemigos.

Hoy los filòsofos, los pensadores, operan desde sus estudios o desde centros educativos y desde ahì, no sòlo piensan y aportan ideas complicadas, tambièn tratan de orientar y recomendar cuestiones pràcticas para resolver el dìa a dìa al igual que lo anunciaba el oràculo de Delfos, en aquella bellisima y muy avanzada Grecia: "Conocete a tì mismo". O Sòcrates:" Hacemos el mal, porque no sabemos hacer el bien".

Hace unos dìas, mi desesperaciòn era tanta por ver todo lo que sucede en el mundo, por tanto problema sin soluciòn alguna, que me parè de mi humilde escritorio y me fuì a caminar a la playa...En mi transitar rumbo al mar, atravesè por una pequeña granja  de unos campesinos, y fue cuàndo se me ocurriò preguntarles a algunos animales que ahì se encontraban, como veìan lo que nos sucedìa a los humanos: "¿ Còmo y cuàndo empezò el mal en el mundo? De què se trata todo esto? ¿Cuàndo tendrà fin tanto absurdo?" Esto se lo preguntè, a un caballo, a un ganzo y a una vaca. Y registrè muy bien todas las respuestas: Un relincho, un graznido y un mugìdo!!!

Nuestras Agoras modernas, tienen que estar ahì, en las universidades, donde se encuentran los crìticos, los verdaderos pensadores, donde se respira la libertad, donde se pueden reivindicar los jòvenes estudiosos. Ese es el espacio de las utopìas necesarias, de la innovaciòn y el progreso. Por què nos estamos tardando tanto?!?!? Tendremos que continuar dialogàndo y preguntàndoles a los animales???

1 comentario:

  1. Me agrada el artículo, la descripción que hace de esa historia pasada, del cuidado y veneración que se le daba a la cultura, considerando ese reconocimiento a la misma obra del hombre, de otro tiempo y otro lugar, pero que deja su legado, y nos hace tener un bagaje que le permite a cada generación no empezar de cero, el legado cultural, es un legado de vivencias, de descubrimientos... de ideas, y las ideas son las que mueven al saber hacer. No se qué momento algunas personas pensaron que el pasado no servía y en un respiro de profunda soberbia hicieron a un lado todo ese legado, y pensaron que una máquina podría suplir a las ideas... Éstas, las ideas, requieren tiempo para instalarse, para florecer... y parece que esta lucha contra el tiempo y que todo se busca rápido hace más verídica o útil, la tecnología, pero ésta deberá ser para servir al hombre y no que el hombre la tome como estandarte de adoración. De acuerdo que se requieren espacios para disfrutar del ser que somos y para construir la idea del mundo que queremos, no en un sentido unitario, sino el mundo que queremos para vivir con nuestros seres amados, es decir, rebasar el yoísmo por el bien común, algo que hemos olvidado o no aprendido de las culturas orientales. Y que muchas especies animales, -sobre todo las más avanzadas-, lo saben muy bien... ni que decir, no hablan nuestro idioma, pero lo aprendieron en una parte de su evolución y que nosotros por distraídos, lo pasamos por alto...
    Mara

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