viernes, 14 de junio de 2013

ERRORES DE LA VIDA

En la vida hay que aprender a confiar en las corazonadas...Lo malo es que luego esas sensaciones  me   provocan un temblor como de gelatina en mi cuerpo o una especie de escalofrìo digno del polo norte
que me sacuden de pies a cabeza. Quizàs por eso no me gusta sentirlas y mejor opero racionalmente la mayorìa del tiempo.

El tema era acerca del sexo y la mariguana. Una persona entrò a mi consultorio de manera precipitada y sin que yo lo advirtiera, expuso el tema de manera abierta. Ahì sentì que mi columna vertebral se me arqueaba y el espinazo se me sacudia de arriba para abajo, sin poder controlarme. Debì de haber hecho caso de esas sensaciones, era muy clara y mala mi corazonada, siempre que eso sucede, las cosas no son para mì, ni me tràen ningùn beneficio...

-¡Por favor ayudeme!.. Alguien me quiere chantajear. ¡Me tiene que ayudar!
A todas luces se trataba de un hombre muy nervioso que se agitaba como pez recien pescado. Le servì un vaso con agua y se lo puse encima del escritorio.
-En ese estado de ànimo, comprenda que lo ùnico que me provoca es un gran susto. ¿ Què le parece si respira hondo y profundo, se tranquiliza y me cuenta lo que le sucede?
-Pero, primero necesito que me asegure que no se lo dirà a nadie. ¿No lo harà, verdad?
-Mire, apenas lo acabo de conocer, no se ni siquiera como se llama usted. Irrumpe en mi consultorio asì nada màs como asì... hablemos claramente, yo no puedo hacerle promesas de ninguna clase, ¡comprenda, por favor!
-Bien, mi nombre es Jesùs Valverde, soy un hombre honrrado y trabajador- empezò a presentarse-.Me dedicò a revisar escritos en una biblioteca. Los reviso y les hago algunas anotaciones. A veces los reconstruyo y los vuelvo a hacer de nueva cuenta. Ya sabe...el anonimato eterno, para que sean otros los que triunfen.
-¿ Y luego?
-Gano muy poco dinero y...
-Le suplico, señor valverde, que vaya al grano.
-Sì, ahì voy, no me presione, esto es muy difìcil para mì.
Intentò tomar un trago de agua, pero el pulso le fallò y el liquido para mi fortuna, fue a parar a sus zapatos, lejos de los papeles que posaban sobre el escritorio.
-¿Y bien?
-No es lo que usted està pensando, oh, no. Soy simplemente un intelectual de segunda mano. Uno luego se hace trampas y estas fallan, claro. El dinero sano, resulta muy difìcil de encontrar, sobre todo en èpocas como esta. Ya sabe usted como es esto...
-Continùe, lo sigo...
-Bueno, me enterè de una joven estudiante que hacia favores por una cantidad. Ella llega hasta la casa de uno y hace varias suertes con su cuerpo, las que uno le pida tambien. ¿Comprende de lo que le estoy hablando?
-No me queda muy claro aùn. No exactamente...
-Yo no soy casado. Me agradan las jovencitas. En mi vida mis relaciones siempre han sido con mujeres grandes, de veras, no me entienda mal. Estaba muy necesitado de carne fresca. De una joven mujer que me estimularà y no me importaba pagar por eso. Claro que no busco enrredos nunca. Solo transitar la experiencia y luego deshacerme de las mujeres. Soy un hombre pràctico y extraño, pero, eso sì, medianamente feliz, me la paso escribiendo y leyendo a James Joyce, a Sartre, chismes de historìa y novelas policiacas de todo tipo, en fin, un gran còctel de ideas...
-Ajà,  ¿Y cuanto tiempo dura un show como ese?
- No mucho, unas cuantas horas...Entablè contacto con ella en varias ocasiones, ¿Comprende?
Este personaje era de esos que les encanta el morbo y cuya debilidad son las mujeres casì acròbatas. Sentì pena y làstima por èl, pero me empezaba a caer bien. Cuando hablaba de la chica, hacia cara de imbecil. Incluso llegue a imaginar que como èl, habrìa infinidad de individuos en el mundo, en situaciones similares, pero que nunca se atreverìan ni siquiera a abordar el tema con nadie. Seres hambrientos de experiencias carnales extrañas que luego acaban con el ortopedista, sin haber podido gozar con el sexo opuesto por el que pagan una muy buena cantidad de dinero...

-Ahora, recibo amenazas por parte de esa mocosa, me dice que va a contàrselo todo a mi jefa-resoplò.
-Pero, ¿Què le puede contar?
-Es que un dìa, no me dì cuenta y me grabò con la càmara de su telèfono, en el cuarto que tengo preparado para todo esto...
-¿Y?
-Fue justo en el momento en que estaba llegando a mi climax y cuando eso me sucede, digo muchas pendejadas al ritmo de los estertores y en esa ocasiòn maldije a mi jefa, mujer mayor, con la que he tenido algunos encuentros amorosos. Quiere mil dòlares o le mostrarà el video. Sabe, ese dìa fumè mariguana con la chica y de seguro me veìa muy estùpido. Mi jefa se morirìa de un infarto si llegarà a enterarse de lo que dije, de por si por su edad ya no soporta muchas emociones y con esto, la rematarìa a la pobre, ademàs vièndo tanta elasticidad en esa jovencita, se morirìa de envidia y de seguro  que  mato a la pobre vieja ¡Tiene que ayudarme!
Me quede pensando unos segundos...
-¿Sabe usted que soy terapeuta? -le dije en tono compasivo.
-¿Còmo?
-Si, este es un consultorio de psicoterapia...
-Perdòn-dijo èl muy sorprendido y con cierta verguenza-. ¿No es usted un detective privado?
-¡No, hombre!-exclamè-. El despacho del detective privado, està aquì al lado- Y para mis adentros me dije: Lo sabia, mi corazonada no estaba equivocada, ¡ Que alivio!..

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